Matrix política
Descontaminar la consulta: la tarea
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
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30 de agosto de 2022. Había sido invitado gentilmente a los estudios de Teleamazonas para una entrevista con Milton Pérez y Liz Valarezo. El tema: la consulta popular que había enviado el presidente de aquel entonces, Guillermo Lasso, a la Corte Constitucional para su conocimiento y aprobación.
El Gobierno de Lasso ya venía cayendo profusamente en las cifras de aceptación. Promediaba, por ese entonces, los 30 puntos de apoyo, cifra que, los consultores políticos concuerdan, es una gigantesca alerta de que se está perdiendo el apoyo popular y, por ende, iba a ser cada vez más difícil tener un margen adecuado para la gobernabilidad.
Es que es casi una ley de la física, que cuando un Gobierno está débil, todo el mundo quiere hacer leña del árbol caído. Así la oposición era cada vez más virulenta en sus ataques, Iza calentaba las calles, mientras la Asamblea acosaba a los ministros y se preparaba la ruta de la inestabilidad y el golpismo.
Con ese escenario, de tanta polarización y baja aceptación, advertíamos entonces que tener la vocería y el control absoluto por parte del Gobierno de la consulta era un error. Resultaban evidentes dos cosas:
i) Que la Consulta se iba a convertir en un plebiscito aprobatorio, no del contenido de las preguntas ni de su importancia, sino de que su gestión. En resumen: un Lasso 'Sí' o Lasso 'No'.
ii) Que se le iba a entregar en bandeja de oro la narrativa política a la oposición con todo lo que esto significaba: manipulación, ataques constantes y desviación absoluta de los temas, al punto que la gran mayoría de la población terminó votando 'No' incluso a la pregunta de la extradición de narcotraficantes de nuestro país.
Habíamos propuesto una alternativa clara mirando directamente a la cámara: entreguen la consulta a la sociedad civil. Que no sean los voceros del Gobierno quienes la defiendan porque lo único que iban a lograr es polarizarla. Que sean los grupos de abogados, de líderes de opinión, de expertos, de organizaciones no gubernamentales, de ciudadanos patriotas que vean en las preguntas, verdaderas oportunidades de hacer cambios significativos en una sociedad que está cada vez más cerca del colapso.
Lo que pasó después ya es historia.
Hoy, que viene una nueva consulta, las cosas son diametralmente opuestas: un presidente con casi el 70% de aprobación (según Comunicaliza) y, prácticamente, sin negativos (hay que ver la realidad completa), varios acuerdos legislativos que han permitido aprobar un proyecto de Ley con 107 votos y otro al parecer similar en camino, con muy poco desgaste de ejercicio de poder todavía y con algunos ofrecimientos de campaña cumplidos (derogar la tabla de drogas) y otros en camino (cárceles, proyectos de inversión, etc.).
Sin embargo, hay que entender que en un año electoral, como es este, los actores políticos estarán ávidos de:
i) participar activamente en la conversación social y digital, con críticas constructivas y propuestas, los valiosos.
ii) tratando de boicotear, buscar el fracaso y oponerse a todo y por todo, los de siempre, los que la gran mayoría de la sociedad repudia.
Por eso, aunque las circunstancias evidentemente no son las mismas, mi recomendación sigue inalterable: no hay mejor publicidad de algo que la que hace un tercero independiente; y, en este caso, con alta dosis de patriotismo, preocupación por su entorno y deseo de cambio de una situación calamitosa como en la que está Ecuador en estos momentos.
Ya vendrá, estrategia de por medio, el momento para capitalizar políticamente el éxito de la consulta o poner la cara de su revés.