En sus Marcas Listos Fuego
La conciencia de Conceição
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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En los últimos días, en medio de la campaña electoral, apareció Jorge Glas para contarle al mundo que es inocente porque, según él, la justicia de Brasil invalidó la declaración de José Conceição Santos, su célebre delator.
¿Pero cuál es la verdad? Prepárese para leerla, porque va a resultar amarga a los anticorreístas y astringente para los correístas. Lo siento, pero la objetividad no permite inclinaciones pasionales, así que como siempre, aquí vengo a repartir sin discreción.
Todas las sospechas nacen gracias a un personaje llamado Jorge Barata. Se trata del representante de Odebrecht en Perú, quien, al igual que Conceição Santos en Ecuador, se dedicó a delatar a quienes corrompió en aquel país.
En el caso Barata, Marcelo Odebrecht pactó con la Fiscalía peruana: Barata entregaría los nombres de a quienes sobornó a cambio de que Odebrecht Perú (y sus filiales) y el mismo Barata recibiesen un NPA (Non-Prosecution Agreement), es decir, que fuesen intocables. Igualito que sucedió con el acuerdo con Ecuador (no se comerán ese cuento del non bis in idem).
Y Barata se despapayó, expuso, entre otros temas, cómo él en representación de la empresa corruptora, aportó USD 200.000 para la campaña de Keiko Fujimori, USD 3 millones para Ollanta Humala, USD 300.000 para Kuczynski, USD 700.000 para Alejandro Toledo (recién extraditado) y una cifra similar a Alan García (hecho que terminó con su suicidio).
Pero todo empezó a sonar sospechoso cuando se constató que la declaración de Barata en Brasil (en suma de dinero) no coincidía con lo que declaró bajo juramento en Perú.
Lo que ocurrió luego es que se descubrió que Barata estafó a su empleador. Les presento el modus operandi: por ejemplo, un ministro peruano le pedía USD 500.000 para la firma de un contrato y, Barata, muy pilas el corrupto, informaba a Odebrecht que el ministro estaba pidiendo USD 700.000. Así, Odebrecht desembolsaba el soborno solicitado por su corrupto de confianza, pero la sanguijuela se quedaba con 200.000 de vuelto.
Todo el castillo de naipes empezó a caer cuando al personaje le aparecieron cuentas con sumas millonarias que no podía justificar ni a su propio jefe, y como esta no es la moraleja de la abuela, ladrón que roba a ladrón, no tiene 100 años de perdón.
¿Qué más se descubrió? Que claro, como ante la justicia peruana necesitaba justificar el monto total, empezó a imputar los pagos de sobornos a pagos que no eran sobornos, sino pagos por contraprestaciones lícitas.
¿Es posible que Odebrecht hubiere hecho pagos lícitos? Obviamente sí, por ejemplo, cuando contrataban un abogado laboralista, un contador (para las cuentas de pagos lícitos), una empresa de limpieza, cuando compraban vehículos, suministros de oficina, pagaban sueldos, etc. Ojo, Odebrecht sí tuvo operación real con pagos 100% legales. Otra cosa es que debamos cernir aquellos casos de pagos de sobornos para conseguir contratos. Entre lo uno y lo otro hay un abismo.
Ahora permítanme darles el ejemplo de lo que sucedió: Odebrecht contrataba, lícitamente, un estudio de mercado (sin soborno y entre privados). Como Barata no podía justificar los excedentes con los que se quedaba, decía que ese economista que hizo el estudio de mercado era el vehículo para pagar el soborno que a su vez le dijo a Odebrecht que pagaría. ¿La consecuencia? Ese empresario, honesto, que prestó un servicio lícito, real y facturado, es procesado y su vida queda destruida para siempre. ¿Se entiende?
Lo que hicieron los delatores fue delatar a los corruptos y, cuando las cifras de lo que personalmente se llevaron no cuadraba, buscaban pagos lícitos para inventarse que eran ilícitos y así generaban un nuevo eslabón que permitió, desde lejos y sin perspectiva, vislumbrar una cadena.
Esto, gente, al parecer sucedió con Conceição Santos y con múltiples representantes de Odebrecht en el mundo. Por ello, al parecer, no todo lo que declaró Conceição Santos en Ecuador sería real, sino que se habría visto en la necesidad de justificar ciertos valores imputándoselos a políticos y empresarios inocentes que nunca estuvieron involucrados en el esquema de corrupción.
Por eso, su testimonio en Ecuador no cuadra con lo que declaró en Brasil y, por ello, al haber mezclado mentiras con verdades, el castillo judicial podría derrumbarse.
Pero wait, no salten aún en un pie los correístas, que ello no quiere decir que Glas sea inocente. Esperen, respiren. Vamos a pensarlo un poquito más antes de sacar conclusiones antojadizas y manipuladas.
Ningún ser humano puede ser condenado con un solo testimonio, porque si fuera así, se le estaría dando más valor a la palabra de uno que a la de otro y, en ese caso puntual, más valor tiene la palabra del procesado porque este está revestido de una presunción de inocencia.
En el caso de Glas se deberá analizar cuáles fueron las pruebas que sirvieron, todas juntas y concatenadas, para alcanzar una condena. ¿Puede un testimonio, al caerse, cambiar el caso? No necesariamente.
¿Si eliminamos a Conceição Santos de la ecuación, cambia el resultado? Esa es la respuesta que debe darnos Fiscalía, pues si Fiscalía logra demostrar que ese testimonio fue uno más entre múltiples pruebas, entonces Glas sigue siendo culpable.
¿Y si era la prueba central de la que dependían todas las otras pruebas para encontrar su sentido y lógica? Pues aquello ya es otra historia.
¿Se dan cuenta que adelantarnos y sostener que la anulación en Brasil (cuyos efectos en Ecuador aún desconocemos) hace que Glas sea inocente, resulta apresurado e infantil?
¿Se dan cuenta que decir que es culpable sin tener la menor idea de qué pruebas presentó Fiscalía resulta una infame babosada?
¿Se dan cuenta que la caída de corruptos significó, al mismo tiempo, el derrumbe de la vida de inocentes? Asco deberíamos sentir todos. Asco por los delatores que por mentir podrían dejar libres a las ratas. Asco por ser gobernados por corruptos. Asco por creer que el fin justifica los medios.
La verdad se la debe recibir de golpe, de frente. A las mentiras, a la manipulación del contexto, se la debe recibir con ventilador, para devolver la hediondez a la dirección de la que viene.