Matrix política
Comunicación de campaña versus comunicación de gobierno
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
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Cada vez que una elección termina, haya o no haya trabajado en alguna campaña, siempre me repito una frase como un mantra: "La comunicación de campaña comunica promesas, la comunicación de Gobierno comunica certezas".
Son dos cosas que, aunque comparten herramientas, algunos lenguajes y algunos códigos, son, en esencia, dos cosas totalmente distintas y así hay que verlas.
Una efectiva comunicación de Gobierno que, seamos claros, por sí sola no soluciona problemas de una mala gestión, sí que puede, en cambio, potenciar los pequeños, medianos o grandes logros de un mandato, haciendo que el pueblo esté informado constante, adecuada y ágilmente por parte de sus mandatarios.
Y aquí también cabe una disquisición clave: la comunicación de Gobierno tampoco tiene que basarse en la intoxicación, la mentira, el ataque o el Estado de propaganda que ya vivimos años atrás y que polarizó nuestra sociedad creando bandos absurdos que rompieron incluso unidades básicas de la organización social como las familias, los círculos de amigos y hasta de vecinos.
Aquí, me permito sugerir tres claves para una adecuada comunicación de Gobierno:
1.- Crear un mito de Gobierno:
Mario Riorda, tal vez el intelectual más importante de la Comunicación Política en Iberoamérica, señala que la creación del 'Mito de Gobierno' tiene la función de generar esperanzas y certezas en la población, siempre y cuando exista coherencia entre lo esbozado y las políticas públicas que, aunque no sean perfectas, sean vistas como contributivas al direccionamiento que el mito expresa.
En otras palabras, un 'Mito de Gobierno' sirve para que la gente sepa de qué va tu mandato, hacia dónde piensas llevar al país, cuál es el direccionamiento que la sociedad debe seguir y apoyar en el caso de que crea que tú eres el líder que necesita.
Esto, aunque suene lógico, muchas veces no lo es, y ha significado en América Latina, un desgaste impresionante en la gestión en un muy corto tiempo. Petro y Boric son dos buenos ejemplos de aquello.
2.- Escapar de la burbuja
Hay algo que yo llamo el "efecto Piñera". En 2019, Chile tenía las más envidiables cifras macroeconómicas de América, todos los indicadores hacían suponer que el país era boyante e incluso hubo gente que le apodó la Suiza de Sudamérica.
Sin embargo, unas cuantas adolescentes, con uniforme de colegio, saltando la barrera del Metro iniciaron el efecto cascada más impresionante de la región. No sólo que luego la población de Santiago destrozó 17 estaciones del mejor sistema de transporte de América Latina, sino que el país sufrió uno de los estallidos sociales más grandes que se recuerden en la historia reciente de este lado del mundo.
Eso le costó a Piñera no sólo estar a punto de ser derrocado, sino perder a su lado del espectro ideológico la siguiente elección en manos de un joven socialista que representaba a los cientos de miles que salieron a la calle.
Una comunicación de Gobierno tiene que ser cercana, territorial, saber de qué está hablando el pueblo en la calle, qué le preocupa y ponerse en sintonía con ello lo más rápida y eficientemente posible.
3. - El círculo cercano:
A los asesores cercanos, adulones y mediocres hay que limpiarlos desde el primer día. Solo sirven para desconectarte. Hay que atraer a los mejores, a los especializados, a los talentosos, pero sobre todo a los autocríticos.
En una época en donde la comunicación es de 360 grados, hacer un equipo con diferentes atributos, tanto en habilidades duras como blandas, es la clave. Se acabaron hace tiempo los gurús y los sabelotodo. Forma ese equipo, llénalo de mística e inspiración con tu ejemplo, dale directrices claras de tu gestión y ese lado de tu mandato te dejará dormir tranquilo.