Al aire libre
Competir entre chicas, Diana Marggraff y su papá lo lograron
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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"Déjenme saltar unito más por favor", decía meses atrás una chica al caerse de la bicicleta de montaña. Y no se resignaba mientras le vendaban la clavícula.
Las mujeres estamos hechas de algo bien duro. Y las ciclistas más.
Diana Marggraff, cuarta en el mundo en bicicleta de montaña, impulsó esta modalidad en Ecuador y organizó el Festival de mujeres ciclistas WRide Fest en las pistas del Cotopaxi Bike Park, con noventa participantes.
-¿Cómo comenzaste tu carrera de ciclista? – le pregunto.
-Mi hermano mayor y yo pasábamos en las bicicletas. Mi papi vio que teníamos afición y mando a traer de Estados Unidos una para él. Es que en ese entonces no había categorías para mujeres.
Diana recuerda que estaba de espectadora en una carrera.
-Yo lloraba tanto. Mi papi no sabía qué hacer y pidió que me dejaran participar. Tenía seis años. A los siete me llevó al primer mundial. Ese fue el comienzo.
En el almacén de Lucio Banderas, que era de los primeros de bicicross, construyeron una bici y para que fuera más liviana perforaron huecos en el cuadro.
-Mi hermano era el mecánico, él veía la parte técnica. Mi papi organizaba todo, averiguaba donde era el internacional, que no fuera muy lejos, para foguearse. El primer Latinomericano fue en Venezuela y gané.
-¿Y tus amigas no te decían, vamos mejor a jugar a las muñecas?
-No me decían eso, pero yo observaba que nadie más montaba bicicleta. Mi papi, que era tan entrador, les decía a los papás de mis compañeras que trajeran a las hijas a hacer bici. Y se abría la categoría.
Esperando la premiación de WRide Fest, oímos los comentarios de Caro Sánchez, que participó en las tres modalidades, cross country, dual y enduro: "Fue súper explosiva, la pista increíble, subidas, bajadas divertidas, me encantó, la pasamos bien, full recomendable. Es chévere competir entre chicas. La que disfruta gana, la que no disfruta pierde".
Wally Gangotena creyó que había llegado quinta. Y sonreía con la tranquilidad de haberlo dado todo. El rato de los ratos, ¡tercera! Hizo podio.
Las campeonas son sencillas. Quieren ver sus tiempos y subirse al podio, pero lo toman con humildad, porque saben que hoy les fue bien, pero tal vez mañana no.
Así es la vida, llegar en los primeros lugares es un privilegio de pocas y de escasos segundos. El verdadero premio está en la adrenalina de los peraltes, saltos, lodos, velocidad. Está en el aire frío, las matas mojadas, el grip.
Cuando Diana Marggraff tenía 13 años, sus amigas iban al cine, salían con chicos y ella entrenando y durmiendo temprano.
-Dije, ya no quiero más –comenta riendo.
Y añade "fue buena idea de mi papi introducirme a la bici de montaña, pues yo tenía muy buena base".
¿Quién no se acuerda de las fotos de Diana Marggraff en el periódico, con un casco fullface, bajando a toda madre?
A los 17 años corrió su último mundial de bicicross en Brasil. En montaña fue tercera del mundo, en un juvenil.
-Estaba bien encaminada. Dije, quiero ser campeona mundial. Y tuve el apoyo de mis papás.
Y cuenta que casi deja de estudiar, “pero por suerte me obligaron y en el colegio me ayudaron a graduarme”, recuerda.
Sufrió una lesión fuerte en una rodilla, fue fotógrafa deportiva y estudió comercio exterior, además de cursos de cómo enseñar bicicleta.
Inauguró una escuela de ciclismo hace 10 años, en Alemania, y ahora otra en Ecuador.
-Siempre es lindo que más mujeres entren. Es lo que sembró mi papi.