El indiscreto encanto de la política
Cómo serán los hijos de esta pandemia
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
Actualizada:
Nací en los años ochenta. Empecé pagando mis estudios en sucres y los terminé en dólares. Tengo vagos recuerdos de la caída del Muro de Berlín, pero seguí en vivo la caída de las Torres Gemelas. He utilizado disquetes, cedés, memorias portátiles y, hoy, uso la nube.
También soy profesor universitario. En mis clases mis alumnos tienen alrededor de 20 años, por lo que diríamos que son hijos de la dolarización. Esta generación ha vivido un período de razonable estabilidad económica y algunos años de bonanza, resultado de altos precios del petróleo y, por supuesto, del excesivo gasto público del Gobierno anterior.
Tengo dos hijos, un niño de cinco años y una bebé de uno. Al igual que aquellos que nacerán en los próximos años, mis hijos hoy forman parte de una nueva generación. Son los pandemials, cuarentenials, generación Covid o GenC, por nombrar algunos intentos de etiquetas que circulan en las redes sociales.
Independientemente de cómo se la denomine, esta nueva generación crece en un nuevo mundo. Además de ser nativos digitales, están inmersos en una forzada transición hacia la educación en línea, las relaciones a distancia y el comercio electrónico.
Durante estas semanas mi hijo está aprendiendo leer a través de videoconferencia en su escuela, y este aprendizaje se refuerza con juegos en línea y videos en YouTube.
Mi hija, por su su parte, ha compartido con sus abuelos sus primeros pasos a través de la pantalla de la tablet. Es la generación de la conexión digital.
Otro de los rasgos que marcará a este grupo es la prevención. Todo indica que los estrictos protocolos de higiene y las rutinas saludables se mantendrán en el tiempo, por lo que crecerán con el hábito de prevenir emergencias más que reaccionar a ellas.
También vivirán con el paradigma de que el mundo y la vida pueden cambiar de un día para el otro, que nuestra existencia es frágil; reflexión que sembrará en ellos valores como la solidaridad, la empatía y sobre todo el respeto hacia el ser humano y la naturaleza.
Mientras nosotros pasaremos un buen tiempo luchando por adaptarnos y superar el fantasma de que “nuestra vida anterior fue mejor”; los hijos de la pandemia crecerán entendiendo y viviendo esta nueva realidad.
Enfrentarán, sin duda, un entorno complejo y debilitado por la crisis económica, pero la coyuntura los formará como líderes fuertes que se encargarán de hacer al mundo un lugar mejor.