Acción climática e inversiones globales: ¿una oportunidad perdida?
Ecologista. Líder global en acción climática. PhD en políticas públicas de Ohio State University.
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Reciente visita a la Cumbre de Presidentes Africanos en Nairobi y la semana del Clima de Nueva York ratifica que no es muy tarde aún para que Ecuador y su sector productivo puedan aprovechar las oportunidades de una pronta y ambiciosa conversión de sus consumos energéticos para lograr compatibilidad con la meta global de lograr el cero neto de emisiones.
La Semana del Clima en la ciudad de Nueva York, que se celebra junto con la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Cumbre sobre la Ambición Climática, ofreció oportunidades vitales para reforzar la cooperación, la ambición y la implementación antes de la COP28.
Pese a que los anuncios nacionales de cambio de nombre de Ministerio de Ambiente a uno de Transición Ecológica apuntaban a una gran ambición de acción climática para aprovechar las oportunidades de atraer inversiones y transformar el aparato productivo, hoy es una tarea pendiente y una gran oportunidad para el nuevo gobierno.
Para el efecto, quien resulte electro debe lograr acuerdos con el sector productivo para una acción real que vincule inversiones globales más allá del mayor endeudamiento y compromisos leoninos que hereda el gobierno saliente en sus acuerdos de canje de deuda.
Opciones para alcanzar acuerdos son esenciales, por ejemplo, con un aparato productivo como el camaronero que se ve afectado por la remoción del subsidio a diésel; y el sector transportista, que pese a la iniciativa privada en ciudades como Guayaquil, aún dista de movilizar el potencial de recursos para poner en marcha en el país empresas de ensamblado y comercialización de buses eléctricos para consumos nacional que satisfaga la demanda en ciudades como Guayaquil, y exportación en la región.
Es esencial que los nuevos líderes nacionales rompan con las élites gobernantes que han priorizado con su afán de protagonismo y búsqueda de rentas futuras a costa de la agenda ambiental y de ambición climática.
Ecuador está listo para liderar en ambición global climática y no necesita ni asesores ad-honorem y ni grandes shows orquestados. No porque su contribución logrará cambiar la trayectoria global de emisiones, sino porque, al demostrar su ambición, las finanzas del clima y del carbono permitirán a su sector productivo acceder a financiamiento que de otra manera no estaría disponible o accesible.
Este financiamiento permitirá no depender de un sistema energético costoso a escala nacional por su dependencia a los combustibles fósiles o a la importación de energía en épocas de estiaje, subsidios, su dependencia a sistemas ineficientes de acceso y distribución de energía y, más aún, a procesos que permiten perpetuar el endeudamiento público para beneficio de actores privados y mayor corrupción.
La decisión del pueblo ecuatoriano de proteger el Yasuní debe entenderse como nuevo pacto social y motivar políticas públicas que salvaguarden intereses de presentes y futuras generaciones.
Una estrategia clara es necesaria para que Ecuador acceda a los mercados de carbono y otros instrumentos que permitan acceder al financiamiento privado global, sin endeudarse como Estado o sector productivo, para lograr su soberanía energética y contribución al cambio global por la sostenibilidad y gobernabilidad en armonía con la naturaleza, justicia y equidad.