Contrapunto
Claude Debussy llevó el impresionismo francés a la música
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Para los teóricos nunca fue fácil definir el período y el concepto musical de Claude Debussy (1862-1918), pero el que más le calza es el Impresionismo, porque vieron en sus composiciones señales de esa corriente que practicaron Monet, Renoir, entre otros.
Para muchos, Debussy fue el músico más innovador del período posromántico del siglo XIX y comienzos del XX en Francia y en Europa.
Su música era muy variada; desde temprana edad demostró habilidad para interpretar y luego componer obras para piano. Cuando cumplió 22 años publicó sus primeras obras para teclado.
Su formación musical fue atípica porque era hijo de comerciantes sin relación alguna con la música, opina el musicólogo Roger Alier.
En 1884 se ganó el famoso Premio de Roma del Conservatorio de París, pero sus tres años de aprendizaje y práctica en la capital italiana no dejaron buenos recuerdos en el músico, anota Alier.
Otra de sus grandes pasiones fue el mar y precisamente La Mer (el mar, conocida también como Tres bocetos sinfónicos para orquesta) fue una de sus obras más aclamadas por la crítica musical, y fue estrenada en 1905.
Pero las aclamaciones y el entusiasmo no fueron inmediatos, la obra fue revisada por el autor y en una nueva presentación en París, tres años después del estreno, recibió todos los elogios y se convirtió en una de las favoritas del público y la crítica.
Dividida en tres movimientos, no es una sinfonía ni un concierto, sino un poema sinfónico en el que Claude Debussy expresa sus emociones.
La ópera
De todas sus composiciones, una sola la convirtió en ópera que, a decir de musicólogos e historiadores, es una de las obras líricas mejor evaluadas dentro de ese amplio repertorio.
La obra cumbre de Debussy fue Pelléas et Mélisande, que estrenó en 1902 en la Opéra Comique de París, sin embargo, fue recibida con hostilidad por el público y por la crítica.
Obra escénica en cinco actos, está basada en el drama homónimo del dramaturgo belga Maurice Maeterlinck. Debussy, según el mismo Alier, "se liberaba a sí mismo y a la música francesa de la dependencia alemana".
Mélisande, voz para soprano, era una desconocida y misteriosa princesa; Pelléas, voz de tenor lírico, era el nieto del rey Arkel del ficticio país de Allemonde.
Es necesario recordar que esta misma obra de Maeterlinck, casi al mismo tiempo, fue adaptada por Arnold Schönberg (1874-1951), el creador de la música atonal y miembro de la Segunda Escuela de Viena.
Pero Schönberg no hizo una ópera, sino un poema sinfónico en re menor, por sugerencia del músico alemán Richard Strauss (1864-1949).
El impresionismo de Claude Debussy lo explica la historiadora argentina Pola Suárez Urtubey:
"El rótulo de impresionista es, naturalmente, por ciertas analogías que se establecen entre las características estilísticas de esta música con la pintura del mismo nombre hacia fines del siglo XIX con Monet, Manet, Pissarro, Degas y Renoir".
El músico, interpreta la autora, recurría a armonías evanescentes, a una sonoridad orquestal velada, sobre la cual se distinguían nítidamente los timbres individuales.
O como describía el historiador Joseph Machlis "la orquestación impresionista titila con una cualidad impalpablemente pictórica". Y no solo la pintura de la época tuvo influjo sobre el músico francés, también la poesía.
La musicóloga argentina sostiene que existe una correspondencia más segura que nos lleva a vincular a Debussy con el simbolismo poético de Mallarmé, Verlaine y Rimbaud.
De esa atracción poética deviene la creación de otra de las grandes obras musicales de Debussy: Prélude à l'après-midi d'un faune (Preludio a la siesta de un fauno), inspirado en una égloga de Mallarmé.
Tal como escribe la socióloga y pianista Amparo Menéndez-Carrión, en 1880 Nadezhda von Meck, célebre mecenas de Tchaikovsky, contrató a Debussy como profesor de piano de sus hijos.
En su calidad de residente de los von Meck el músico francés recorrió Rusia y se internó en las melodías tradicionales de ese país. Accedió a las obras del grupo de Los cinco: Balakirev, Cui, Mussorgsky, Rimski-Kórsakov y Borodin.