Contrapunto
¿De qué se morían los maestros de la música clásica?
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Las enfermedades y las epidemias han existido siempre, sin embargo, hace uno o dos siglos, o tal vez más, había menos información científica y las posibilidades de tratamiento eran escasas; incluso los diagnósticos eran errados.
Tiempo después, por ejemplo, y tras el análisis de un mechón de cabellos, se concluyó que el cuerpo del músico alemán Ludwig van Beethoven (1770-1827) tenía altas concentraciones de plomo o que la sangre de Mozart y de Schumann contenía altos índices de mercurio.
Tomaremos apenas una decena de ejemplos de grandes músicos, sus padecimientos y las razones por las que algunos vivieron tan pocos años, como Mozart y Bizet, que solo alcanzaron a llegar los 35 años de edad.
Recordemos que para 1800 la esperanza de vida en el mundo era de 37 años y se consideraba longevo a un compositor que en los siglos XVIII y XIX llegaba a los 65 años de edad. Aterrizando en la actualidad del coronavirus, si bien es cierto que los más vulnerables están en la tercera edad, la epidemia que nació en China no ha discriminado edades y mata en proporciones parecidas.
El ruso Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) murió víctima del cólera, una enfermedad causada por bacterias que se transmiten por el agua y que provocan severas diarreas. No olvidemos que en los años noventa del siglo anterior nuestro país soportó un brote de cólera y que en el mundo aún no se logra erradicarlo completamente. La madre del músico ruso también murió de cólera.
El alemán Robert Schumann (1810-1856) sufría una aguda depresión, además de bipolaridad, pese a lo cual tenía momentos de gran lucidez para crear varios géneros de música, especialmente obras para piano. Casado con la más importante pianista de la época, Clara Wieck, también se enfermó de sífilis, pero los historiadores señalan que fue sometido a tratamientos con altas concentraciones de mercurio.
El mercurio sería una de las razones por las que el genio de Salzburgo, Wolfang Amadeus Mozart (1756-1791), vivió tan pocos años. A Mozart se le atribuyeron varias enfermedades, como la triquinosis, la fiebre reumática y la fiebre miliar; no se le practicó autopsia pero se mencionó envenenamiento por mercurio.
El metal al que se atribuye la culpa por la muerte de Beethoven es el plomo. La reciente investigación con los rizos del compositor alemán permite sacar nuevas conclusiones, entre ellas, que la causa de su cirrosis no tendría que ver con una supuesta dipsomanía del autor de la ópera Fidelio, enfermedad que pudo agravarse debido a que había sufrido una hepatitis A. El uso del plomo era común para la ciencia que aún no conocía los antibióticos.
El endocrinólogo y profesor universitario Víctor Pacheco responde que, en efecto, ahora sabemos que la intoxicación crónica o el envenenamiento con mercurio produce depresión, que fue precisamente lo que más afectó la vida de Schumann y eso se debe a que disminuye la producción de una proteína cerebral.
Mientras que Beethoven fue diagnosticado con saturnismo, cuyo nombre se origina en el hecho de que los alquimistas llamaban Saturno al plomo, acota el médico ecuatoriano.
En relación con la investigación sobre Beethoven, que fuera publicada por la revista Beethoven Journal, de la Universidad de San José (California), Pacheco señala que el plomo era uno de los componentes de los jarabes expectorantes. Y respecto del mercurio precisa que desde 1.300 (DC) su uso fue común para el tratamiento de la sífilis “y seguramente para otras enfermedades venéreas no identificadas”.
Otros músicos, como Franz Schubert murieron de fiebre tifoidea, pero también enfermos de sífilis por su vida bohemia en tabernas vienesas. La muerte de Richard Wagner, él sí longevo de 70 años, fue causada por un infarto agudo al miocardio; en tanto que Félix Mendelssohn sufrió un accidente cerebro vascular.
Al gran violinista italiano Niccolo Paganini le diagnosticaron tuberculosis y su salud se deterioró rápidamente hasta sufrir una hemorragia interna.
El gran compositor italiano de ópera, Giuseppe Verdi, tuvo un derrame cerebral; el pianista austrohúngaro Franz Liszt murió de pulmonía; Brahms falleció con enfermedades hepáticas y se cree que Berlioz murió de causas naturales, pero se afirma que, un año antes, su único hijo había muerto en una epidemia de fiebre amarilla.