Leyenda Urbana
Las verdades duelen, Ecuador
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
Actualizada:
Las imágenes del expresidente del Consejo de la Judicatura, Wilman Terán, tomado del brazo de alias 'Invisible', narcoterrorista de Los Lobos y presunto mentalizador del asesinato de Fernando Villavicencio, mientras era conducido a La Roca, el sábado 30 de marzo. Y la del exasambleísta Pablo Muentes, con chaleco antibalas y casco, ingresando a la misma prisión, el domingo 31, deberían servir de escarmiento para disuadir a quienes intenten involucrarse con el crimen organizado sin intuir el fin que pudieran tener.
Dos funcionarios que solían alardear de su poder han descendido al averno, al que jamás habrían sospechado que sus nefandas acciones los llevaría y tal parece que permanecerán por largo tiempo, porque sus implicaciones son graves y las autoridades creerán que es la cárcel más apropiada para garantizar su protección y, quizá, para que purguen el castigo cuando la justicia los sentencie.
El feriado de semana santa fue providencial porque evitó que Ecuador se volviera a convulsionar, conociendo funestas verdades como las reveladas por Mayra Salazar, testigo protegido de Fiscalía, en el caso Metástasis, y de otros involucrados en ese mismo proceso y en Purga, que mostraron cómo una persona puede llegar a envilecerse a sí mismo y también al país.
Mayra Salazar confirmó la atroz corrupción de la Corte de Justicia del Guayas, pero nadie habría sospechado que se había vuelto un mercado persa de la justicia, donde se pagaban las sentencias por adelantado; se escogía en sorteos truchos al juez que les convenía, o se removía a quien no les garantizaba su servicio.
Tampoco nadie habría imaginado que la operadora fuese la propia expresidenta de la Corte, Fabiola Gallardo, cogobernando con el exasambleísta socialcristiano Pablo Muentes, quien consiguió amañar fallos para obligar al Banco del Pacífico a pagarle USD 4 millones como reparación integral; convertirse en terrateniente y persecutor de quiénes intentaban frenar sus desafueros.
Que la mayoría del Consejo de la Judicatura, órgano disciplinario de la justicia, presidido por Terán e integrado por los vocales Xavier Muñoz y Maribel Barreno, se reunieran en la casa de Muentes, en Mocolí, produce vértigo de solo suponer lo que tramaban.
Los casos Metástasis y Purga reflejan el grado más bajo al que la condición humana puede ser arrastrada por mantener el poder y acumular riquezas.
En estos momentos, la denuncia de Fernando Villavicencio sobre el tráfico de tierras del ex asambleísta Muentes alcanza nueva dimensión, luego de que Mayra Salazar asegurara que “allí la Fiscalía podría encontrar pistas del asesinato del excandidato presidencial”, lo que coincide con lo dicho por Christian Zurita -quien lo reemplazó en las elecciones- durante una comparecencia en la Asamblea Nacional.
El afán de Fabiola Gallardo por acercarse a Adolfo Macías, alias Fito, y su deseo de conocer a Daniel Salcedo, denunciado por negociados con insumos médicos durante la pandemia, resulta demencial, y parece un tema para psiquiatras.
En la maratónica jornada de audiencias, el jueves 28 de marzo, también rindió testimonio Marcelo Lasso, amigo y compañero de celda del extinto Leandro Norero, en la cárcel de Cotopaxi.
Su revelación de que el narcotraficante tuvo videollamadas con el expresidente Rafael Correa, y que el motivo era coordinar la salida de Jorge Glas de la cárcel, estremeció al país, porque también dio claves y señales.
Igualmente contó que coordinaba con el exdirector del SNAI, general Pablo Ramírez; con la “pacificadora” colombiana Claudia Garzón, y con los cabecillas de bandas terroristas alias Fito, alias Junior, así como con el exasambleísta del correísmo Ronny Aleaga.
Aleaga fue señalado también por Helive Angulo, exabogado de Leandro Norero, y conocido por el alias de Estimado, quien rindió testimonio anticipado.
Angulo confirmó que Aleaga era alias el Ruso y fue “el operador de Norero en la Asamblea Nacional”. También reveló que la campaña por el No a la consulta de Guillermo Lasso, el año pasado, que alentaba Ronny Aleaga, fue financiada por el narcotraficante Leandro Norero, quien temía ser extraditado.
Tanta verdad duele, pero solo así se podrá exorcizar el mal que agobia al país.
La trama de corrupción política, judicial, policial y carcelaria del Ecuador rebasa todas las predicciones sobre la penetración del narco en las instituciones del Estado.
La política ecuatoriana parece un cenagal.
De las entrañas del llamado primer poder del Estado, la Asamblea Nacional, han salido dos nombres de quienes han sido señalados como operadores políticos del crimen organizado.
Los dos representan a organizaciones políticas que tienen fuerza electoral en el país.
Que no se haya escuchado reacciones de asombro de los legisladores podría significar que, o conocían lo que el pueblo ignoraba, y aun así no decían nada. O no están dispuestos a luchar para cambiar la espantosa realidad del país.
Para la sociedad, en cambio, el gran desafío es buscar la manera de desmontar las organizaciones criminales que buscan socavar el poder del Estado para moverse a sus anchas, cuando han corrompido instituciones esenciales como la Justicia y la Legislatura.
Jueces y fiscales honestos tendrían que reaccionar con firmeza y decisión porque no se puede permitir que el mal avance, y para eso se necesita nombres solventes; profesionales que amen al Ecuador y tengan sentido de la ética pública.
Pero, sobre todo, para combatir el mal, primero se necesita conocer toda la verdad, aunque cause asombro y pesar.
Algo así dijo Albert Camus cuando fue difamado por repudiar el estalinismo: “No necesitamos esperanza, solo la verdad”.