Análisis Económico
Necesitamos un cambio y alguien con capacidad para administrar la crisis
Director general de Perspectiva, consultora de asuntos económicos y empresariales. Docente de posgrado en macroeconomía y políticas públicas. Realiza análisis coyunturales del Ecuador para The Economist Intelligence Unit (EIU).
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Casi termina el año, sin duda uno de los peores de nuestra historia reciente. Hay que empezar a sepultarlo en el pasado y enfocarnos en lo que se nos viene.
De entrada, 2021 nos presenta una elección trascendental con la que nos jugamos el futuro. Deberemos elegir un nuevo Presidente.
Primero definamos en breve la situación actual de cara a 2021. Lo más preocupante es la pobreza. Estimo que al menos 850.000 personas volverán a la pobreza a causa de la pandemia. Esto debido a otro problema estructural: la falta de trabajo.
La gran mayoría de los ecuatorianos no tiene un empleo fijo, por tanto, tampoco un ingreso que les permita subsistir.
Si bien desempleo y la informalidad son problemas que vienen de antes y la crisis económica ya estaba presente cuando llegó la pandemia, las condiciones laborales empeoraron agresivamente este año: 6,5 millones de 8 millones de ecuatorianos en edad de trabajar no tienen un empleo de calidad.
El sector productivo tampoco va bien. Las estadísticas al mes de octubre indican que las ventas andan por los niveles del 2012. Es decir, retrocedimos 8 años.
Este año la caída total en las ventas sería de entre 15% y 20%, lo que equivale a unos USD 30.000 millones menos de actividad comercial.
El próximo año se recuperará mucho de esto, pero deberíamos sobrepasar la cifra de 2019 al menos.
Todo esto quiere decir que los recursos en el sector privado (familias y empresas) son limitados. En la otra orilla, la del sector público, la situación es crítica también.
Al Gobierno Central le hacen falta recursos. Unos USD 10.000 millones anuales para ser concretos. Y, como no los tiene, tampoco le transfiere dinero a los municipios y a los gobiernos seccionales. En ninguno de ellos hay obras y muy poca ayuda social. También hay atrasos en pago de sueldos y proveedores.
En Ecuador necesitamos un cambio. Este es el primer factor importante de cara al proceso electoral de 2021. No podemos continuar por el mismo sendero administrativo heredado del correísmo y que el gobierno actual no ha logrado erradicar.
Lo único que nos garantiza seguir por esa senda es que tendremos más pobreza y más dificultades económicas. Ecuador debe ser bien administrado.
El segundo elemento es capacidad comprobada. No podemos entregar la administración de esta gran crisis a quienes fracasaron rotundamente administrando la abundancia.
Si no pudieron hacerlo bien cuando tenían de sobra, mucho menos podrán ahora que hacen falta recursos. Ya se comprobó con el expresidente prófugo y su recomendado.
No podemos aceptarles otra “recomendación”.
El próximo presidente debe tener experiencia y capacidad comprobada en administración eficiente de recursos y crisis.
La crisis que atravesamos es dura. Pero sí hay salida si cambiamos de rumbo para hacer lo correcto y elegimos bien a quien tenga capacidad para hacerlo. Si nos volvemos a equivocar, el panorama se complica.