Al aire libre
738 días en un árbol y 24 días de infierno: es hora de despertar
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Julia Butterfly Hill tenía 23 años cuando decidió subir a un árbol de secoya de mil años de antigüedad y de 55 metros de altura, con la intención de pasar una semana en su copa. Era el método utilizado por los activistas ambientales para prevenir la tala.
Lo increíble es que Julia no volvió a bajar durante los siguientes 738 días, más de dos años.
Julia bautizó a su árbol con el nombre de Luna y solo bajó con el acuerdo firmado de que lo iban a proteger.
"Los árboles me pedían que fuera la traductora de lo que ellos sienten, pues la gente se ha olvidado de escucharlos", dice Julia en sus conferencias.
Según ella, cada problema que tenemos es un síntoma, pero la enfermedad es la desconexión con la tierra y la desconexión entre unos y otros.
"Hay que atacar la enfermedad. No estamos con ira, estamos dormidos", explica Julia.
Ella narra que el primer día en la copa de Luna vio la sede de la compañía maderera a lo lejos.
"Mi reacción fue: necesito un misil para destruir al enemigo", recuerda, "hoy veo que no hubiera sacado nada. La ira no es la solución. La ira te devora".
Han pasado 20 años desde la hazaña de Julia, y las cosas han empeorado.
-Vengo de España después de 24 días de infierno.
Este mensaje llegó a mi celular. Lo escribe Carmen.
Continúa así:
-Viví una ola de calor que sobrepasaba los 45 grados centígrados. Fue la más larga de la historia y ha dejado 510 muertos. En esos días, 30 mega incendios arrasaron España de punta a punta. Enfermé por el calor asfixiante.
Carmen concluye:
-Al llegar a Ecuador y mirar el verde, tuve una sensación de alivio. La gente de este país no sabe el tesoro que tiene.
Otra persona coincide:
-En Amsterdam no puedes regar el jardín por ley. Si ven tu césped verde, te multan.
Y mientras tanto, en Quito hay quienes quieren destruir y apropiarse del Parque Metropolitano, del bosque de Santa Catalina, del volcán Ilaló.
Mi hijo Manuel dice:
-Estamos en el sartén, quemándonos, y nos ponemos a hacer guerra.
Si las autoridades no actúan, actuemos nosotros. Tal vez no podemos vivir en un árbol, pero sí despertar y conectar.
En la actualidad, Julia Butterfly Hill ha apoyado varios proyectos de siembra y protección de bosques, regeneración de campos y la recuperación de barrios abandonados.
"La gente a veces me dice: yo no podría vivir ni un día en un árbol y yo les contesto, ¡yo tampoco!", exclama Julia. "Cuando subí a Luna el primer día, no imaginé que me iba a quedar ahí".
Y afirma: "la mente es nuestro principal obstáculo. El aliado principal es tu equipo. Cada miembro tiene una energía especial para apoyar, ya sea a los animales y árboles, a nuestros niños y nuestros ancianos. Cada posición es crucial".
Una acción concreta de apoyo en Ecuador es la iniciativa 'Quito sin minería' que busca evitar la destrucción del Chocó Andino y sus localidades naturales: Pacto, Piripe, Mashpi, Pachijal, y otros sitios hermosos.
¿Cómo se apoya? Con una firma.
Hay 59 sitios de recolección de firmas en Quito para la consulta popular en febrero de 2023.
No hagamos lo que hace Diogenes pugilator.
Es el nombre científico del cangrejo ermitaño que vive en Galápagos. Este animalito en peligro de extinción carga su casa por la arena y se mete en esta cuando llegan el agua o el viento… y se cree a salvo dentro del caparazón. ¡El pobre!
No sabe que el exterminador es más fuerte y que su guante de box no le va a servir de nada cuando venga a por él.
Diogenes pugilator y nuestros bosques pueden sobrevivir si los ecuatorianos tomamos buenas decisiones ambientales cada día.
Y los humanos vamos a sobrevivir si salimos de nuestro caparazón, despertamos y, unidos, actuamos.