Con Criterio Liberal
El Brexit y sus preguntas inquietantes
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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A 42 meses de la votación en que los británicos decidieron abandonar la Unión Europea (UE), el pasado viernes, tras muchísimos retrasos, negociaciones, nuevas elecciones, votaciones y especulaciones, por fin, el Reino Unido de Gran Bretaña ya no es parte de la UE.
Ríos de tinta (de “bites” en nuestros días) han corrido comentando, analizando o pronosticando sobre el Brexit, en su mayor parte con análisis muy simples.
Por un lado, están quienes acusan a los que votaron el Brexit de nacionalistas irracionales: personas mayores, habitantes de zonas rurales y menos educados que los partidarios de la UE.
Sin ver que hay argumentos poderosos para sentirse desvinculados de la mega-estructura burocrática de Bruselas, con graves carencias de legitimidad democrática y de eficiencia.
Por otro lado, están quienes acusan a la UE de todos los males, sin ver que el nacionalismo económico no trae ni prosperidad ni oportunidades.
La Unión Europea ya ha ofrecido a Gran Bretaña un tratado comercial, por lo tanto es posible que el Reino Unido acabe obteniendo las ventajas de la UE, como el libre comercio; pero no sus inconvenientes, como la burocracia y la imposición de normas de dudosa legitimidad y necesidad.
Muchos han previsto una catástrofe económica para el Reino Unido, otros ven un nuevo resurgimiento industrial. Yo no creo que sea ni lo uno ni lo otro, debemos esperar a ver las condiciones de sus tratados comerciales, que son lo más relevante para el desarrollo económico.
El Brexit no supone, por fortuna, la desintegración de la UE pero, por desgracia, tampoco parece que se haya planteado la necesidad de una reforma que afronte las legítimas críticas que lo alimentaron: su falta de legitimidad democrática, su falta de representatividad, su sobre-regulación para casi todo, su ineficiencia y la retórica alejada de la realidad.
El Brexit es un tema complejo, que ha llevado años y del que aún quedan años para analizarse, y creo que los análisis simples anti-Brexit (nacionalismos, edad, cultura) y los análisis cursis pro-UE (como epítome ese canto final en el Europarlamento) no ayudan a entender lo importante: qué puede hacer la UE para mejorar y qué está ocurriendo en nuestras sociedades con la crisis de identidad.