Contrapunto
Lili Boulanger, el primer triunfo feminista en la música
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Enferma y frágil Lili Boulanger logró el primer Prix de Rome, el máximo galardón musical, en las primeras décadas del siglo XX, lo cual constituyó un triunfo del feminismo en un ámbito que se creía destinado sólo para hombres.
Hermana de Nadia Boulanger, la maestra y formadora de grandes compositores y directores del siglo XX, Lili fue perseverante y consiguió el premio con una obra que en realidad no tuvo mayor trascendencia, pero marcó un hito para el feminismo.
El libro 'Armonías y suaves cantos, las mujeres olvidadas de la música clásica', narra con abundantes argumentos el esfuerzo de las pocas mujeres que se atrevieron a romper las reglas del establishment musical europeo.
El libro de Acantilado, Barcelona (2019), es una investigación de la historiadora Anna Beer (Londres, 1964) que llega a la raíz de la discriminación contra las mujeres que se dedicaron a la composición musical.
En la actualidad hay pocas mujeres dedicadas a tiempo completo a la composición y a la dirección orquestal; lo que hizo Lili Boulanger fue titánico.
Marie-Juliette Olga Boulanger, más conocida como Lili, nació el 21 de agosto de 1893 en París y falleció el 15 de marzo de 1918. Era seis años menor que Nadia, que había concursado al Prix de Rome en 1908 y 1909, pero quedó segunda.
Cuando tenía dos años Lili sufrió una pulmonía que dejó secuelas en su sistema inmunitario. Antes de entrar en la adolescencia se le presentaron otras enfermedades que, al parecer, no fueron adecuadamente diagnosticadas.
En el libro de Anna Beer se dice que padecía de la enfermedad de Crohn, cuyos síntomas son diarreas frecuentes, dolor y calambres intestinales, acompañados de fiebres altas.
La misma autora señala que hasta hoy es difícil diferenciar entre la enfermedad de Crohn y la tuberculosis intestinal o abdominal, que presenta síntomas similares.
Viendo la frustración de su hermana al no obtener el premio, Lili se propuso ganarlo. En 1909 prometió que se dedicaría con todas sus fuerzas a ello.
Se dio modos, dice Beer, de superar las limitaciones de su cuerpo. Ya para 1911 despuntaba en el terreno compositivo y empezaba a desarrollar un estilo reconocible, caracterizado por "unas seductoras modulaciones cromáticas".
Destaca en esta formación la influencia creativa de Gabriel Fauré (1845-1924), amigo de la familia Boulanger.
Lili sabía que para consolidarse como música no bastaba la ayuda y la formación de Fauré, de Paul Vidal o de Georgie Caussade, tenía que asistir al Conservatorio de París.
Una organización que, según la autora, habría podido dar origen a la expresión "sexismo institucional". Se ponía en duda la capacidad de las mujeres de destacar en las viriles disciplinas del contrapunto y la fuga.
Para aspirar al Prix de Rome una de las condiciones para las mujeres era que fueran solteras al momento de concursar y también después de los cuatro años de la beca que se ganaban para estudiar en la Villa Médice de Roma.
La velocidad con la que Lili llegó a ser compositora fue impresionante, habían pasado apenas dos años desde que tomó esa opción y se dedicó "en cuerpo y alma" a ella pese a su estado de salud, dice Beer citando a Fiorella Sassanelli, experta en Boulanger.
Lili acabó por recibir el premio el 30 de enero de 1913, lo que le dio derecho a que la orquesta interpretara su partitura en el Conservatorio de París. Para el concurso compuso una obra a partir de la historia de Fausto y Helena de Troya.
Consciente de la poca aceptación que había en las orquestas frente a una mujer directora, se puso al frente casi sin moverse, sin marcar el compás o indicar algún matiz. La frágil gracia de 'mademoiselle' Lili Boulanger, acompañada en el piano por su hermana Nadia, conmovió al público, escribe Beer.
La 'petite' Lili no podía suponer amenaza alguna para el orden musical establecido, aun cuando su éxito fuera saludado en algunos sectores como "la primera victoria seria para el feminismo", subraya la autora.
La ópera Faust et Héléne se estrenó el 16 de noviembre de 1913, en un programa que incluyó obras de Berlioz, Debussy, Franck y Bruneau. Boulanger había ingresado en las filas del establishment musical francés por la puerta grande.