Contrapunto
Bolívar, "soy el hombre de las dificultades" al que se ama o se odia
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Películas, novelas, ensayos, cuentos y más cuentos sobre el personaje que más luchó por la descolonización de América: Simón Bolívar, un burgués y al mismo tiempo un revolucionario, autoritario en la toma de decisiones, severo para gobernar y laxo en los placeres.
Se le quiere o se lo odia; ocurre con la mayoría de personajes que algunos prefieren llamarles dioses, otros simplemente demonios. Es tan difícil encontrar una obra escrita con rigurosidad histórica, con fuentes primarias y secundarias, documentos, cartas.
Es lo que pretendió hacer el inglés John Lynch en su libro Simón Bolívar, editado por Planeta de Colombia, que recurre a más de un centenar de fuentes, incluido su compatriota Daniel Florencio O’Leary, el cronista, estratega y amigo de confianza del Libertador, que lo acompañó durante casi todo el recorrido para liberar a América del dominio español.
De una vida corta pero intensa, falleció a los 47 años (17 de diciembre de 1830), fue un revolucionario que liberó seis países, intelectual y militar; inspiró, según Lynch, odios extremos y devociones. Algunos querían verlo como rey o dictador, pero otros simplemente como un traidor, para lo cual basta el ejemplo de Miranda.
¿Qué dicen los historiadores sobre este personaje hijo de terratenientes que gastó toda su fortuna en la guerra? Los liberales creen que fue un luchador que combatió a la tiranía; los conservadores crearon a su alrededor un culto y los marxistas lo rechazaron por considerarlo el líder de una revolución burguesa. Marx también dijo lo suyo en términos descomedidos, que por ahora serán omitidos.
En la introducción Lynch anota que de su figura se han apropiado desde guerrilleros hasta gobiernos que siguen un modelo populista como el de Venezuela. El autor resume a Bolívar así: “un libertador que desdeñaba el liberalismo, un soldado que menospreciaba el militarismo, un republicano que admiraba la monarquía”.
Nacido en Caracas el 24 de julio de 1783 y bautizado como Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, procedía de una familia noble y rica que poseía tierras, minas, plantaciones diversas para la exportación, ganado y esclavos.
Venezuela fue la cuna de tres gigantes de la independencia hispanoamericana, anota Lynch: Francisco de Miranda, el precursor; Simón Bolívar, el libertador; y Andrés Bello, el intelectual.
La traición y entrega de Miranda a sus enemigos fue un acto indigno, algo que no se merecía quien fuera el precursor de la revolución y que hasta entonces había denunciado internacionalmente al colonialismo, anota el historiador.
John Lynch dice que una vez comenzada la revolución, Bolívar se manifestó impaciente con sus rivales e intolerante con la opinión de otras personas y eso tuvo consecuencias fatales. Pero el Libertador ha inspirado múltiples interpretaciones por parte de escritores e historiadores. No hay, dice Lynch, una teoría que sola pueda dar cuenta de la complejidad de la vida del personaje.
En el Manifiesto de Cartagena expuso: “Las elecciones populares permitieron que ignorantes y ambiciosos tuvieran voz y voto dejando el gobierno en manos de hombres ineptos e inmorales”. Las facciones internas fueron el mortal veneno que hicieron descender la patria al sepulcro; fue nuestra división y no las armas españolas lo que nos devolvió a la esclavitud. Esas ideas bolivarianas fueron importantes, pero poco destacadas por los políticos.
En la televisión se presentó una serie de 60 capítulos, con algunos errores históricos que, sin embargo, permite entender la importancia del personaje. La serie abunda en el papel de Manuelita Sáenz, a quien se conoció como la Libertadora del Libertador, porque estuvo a su lado en los momentos más complicados de su vida.
La serie reitera en el papel de James Thorne y su exagerado y cansador acento inglés; el libro de Lynch apenas lo menciona. En no más de 20 páginas destaca la misión patriótica de Manuelita, pese a que Bolívar había comentado a una de sus hermanas que “las mujeres no debían inmiscuirse en la política”.
Lo más revelador sobre Manuelita, dice el biógrafo, es que entre los dos “existía una relación sexual y erótica” y que, a diferencia de sus otras amantes, Manuela estaba vinculada a su obra e interesada en sus políticas y, aunque no lo acompañó en el campo de batalla (como dice la leyenda), “sí parece haber recibido de él más confidencias que las protagonistas de sus aventuras pasajeras”.
Además de Manuelita la vida del Libertador siempre tuvo a dos protagonistas importantes: Francisco de Paula Santander, con bastante leyenda de por medio, y Antonio José de Sucre.
A pesar de la tensa relación dijo a Santander: “Es una gloria que dos de mis amigos y segundos hayan salido dos prodigios… yo soy el hombre de las dificultades, usted el hombre de las leyes y Sucre el hombre de la guerra”.