El indiscreto encanto de la política
Bolivia a la ecuatoriana: ¿Seguirá Luis Arce los pasos de Lenín Moreno?
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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Con más del 50% de los votos, Luis Arce, candidato por el Movimiento al Socialismo, se alzó con una cómoda victoria en primera vuelta en las presidenciales bolivianas.
Durante más de una década, Arce estuvo al frente del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia a lo largo de las sucesivas presidencias de Evo Morales.
Se le atribuye un manejo responsable de la economía, reduciendo significativamente la pobreza, controlando la inflación y manteniendo estable el tipo de cambio. Todo esto dentro de un modelo económico social comunitario y productivo, como él mismo lo ha denominado.
Estos dos elementos, su aplastante victoria en las urnas así como su probada experiencia en las altas esferas de lo público, inevitablemente nos hacen recordar la última elección presidencial en nuestro país cuando, de la misma manera, el entonces presidente Rafael Correa designaba a su mejor cuadro para asegurar el triunfo y mantener su influencia sobre el Ejecutivo.
El resto de la historia es conocida: a los pocos meses, Lenín Moreno se convirtió en el principal contradictor de su otrora binomio.
Por lo ocurrido en Ecuador, más de uno se está preguntando si Arce seguirá siendo el “delfín de Evo” o, con el paso del tiempo, tomará cierta distancia con el expresidente.
Las dudas empiezan a tener asidero debido a las primeras declaraciones del flamante mandatario quien, sin titubear, ha colocado en los medios de comunicación frases como “Evo no tendrá ningún papel en nuestro Gobierno”.
Por otra parte, frente a la posibilidad de retomar relaciones con Estados Unidos, Arce -si bien aún crítico- se distancia de las posiciones radicales de su antecesor: “si el país norteamericano respeta a Bolivia, y respeta su soberanía, conversaremos de igual a igual, sin ningún problema”, ha señalado.
Estas primeras pistas son muy decidoras, y si a ello sumamos la gran popularidad que le acompaña a Arce para el inicio de su gobierno, me atrevo a presagiar que la sombra de Evo se desvanecerá muy pronto. Desde el día uno, el actual presidente impondrá su impronta, en agenda y estilo.
De darse este escenario, la eventual ruptura entre ambos no estaría exenta de consecuencias. Morales tiene una base electoral sólida e incondicional, principalmente en el sector indígena; así como un incuestionable liderazgo en el Movimiento y en las bancadas en ambas cámaras legislativas.
Esto advierte que, durante sus primeros años de gobierno, Arce tendrá que lidiar con fuertes pugnas a la interna; por lo que tendrá que desarrollar habilidades políticas que van más allá de su calificado perfil tecnocrático.