Con Criterio Liberal
El basta ya de Ecuador frente al terrorismo
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Son tiempos de zozobra en Ecuador.
La semana pasada nos sobresaltamos con las noticias de coches-bomba, pero hace meses que la situación en Esmeraldas, en varias zonas de Guayaquil y otros lugares del país es insoportable por la violencia imperante.
Lo primero que tenemos que tener claro es que los responsables son los criminales.
Es preocupante comprobar en redes y en medios cómo se ha intentado culpar a cualquiera menos a los delincuentes: A este Gobierno o al anterior; a la Policía o al Ejército por no actuar; a la pobreza o a la sociedad.
Culpar a cualquiera menos al victimario es algo muy habitual en América Latina, incluso a la víctima, si a uno le roban lo primero que se le cuestiona es "si ha dado papaya".
Si en lugar de centrarnos en cómo combatir a los delincuentes, nos centramos en a quien culpar, entonces quienes salen ganando los delincuentes, pues no les estamos persiguiendo entre todos.
El Gobierno debe combatir a los narcos y sus redes. Esa es su principal responsabilidad y razón de ser: garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Y es cierto que hasta ahora el gobierno de Lasso ha fallado por falta de contundencia, como en la crisis carcelaria, donde recién empieza a demostrar fortaleza y éxitos.
Probablemente, hay infiltraciones dentro de la Policía y del Ejército, y será duro también llevar a cabo la regeneración necesaria para poder ser mucho más efectivos.
Pero esto no es sólo labor del Gobierno, sino de toda la sociedad. Si no hay una respuesta ciudadana y una condena generalizada a la violencia, es imposible vencerla.
Ecuador puede ganar esta guerra contra el terrorismo con unidad.
Y no sólo es la unidad de los políticos, es la unidad de los líderes sociales, de la Iglesia Católica (que sí ha hecho un llamado a la unidad, algo digno de mencionar) y de las evangélicas, de las cámaras empresariales, de los sindicatos y de los embajadores.
Unidad y dignidad.
Dignidad en los funerales de las víctimas, a las que hay que reconocer y honrar, especialmente si son miembros de la Policía asesinados en servicio.
Hace pocas fechas los delincuentes enterraban a uno de los suyos en Esmeraldas, con gran fanfarria, exhibición de armas y apoyo.
Por eso es importante que las víctimas de esta escalada de violencia sean enterradas con todos los honores y el apoyo de los ciudadanos honrados.
Que tengan funerales de Estado, en la Catedral, con asistencia de todas las autoridades.
Es significativo que en Ecuador no se haya producido siquiera un hashtag de apoyo a la unidad contra la narco delincuencia.
Permítanme recordar algo de mi tierra natal: Cuando en España se sufría la plaga del terrorismo de ETA, los entierros de los etarras se producían con gran ornato, los de sus víctimas en silencio. Eran 'los años de plomo', los 70, 80 y hasta mediados de los 90.
Y los españoles podemos recordar con claridad cuándo cambió todo: con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, en 1997. Ahí fue cuando la sociedad española gritó basta ya (que luego dio nombre a una importante organización de lucha contra el terrorismo).
Recuerdo la congoja de aquellos días del secuestro que nos unió a todos por una causa común, y las manifestaciones de indignación con las manos blancas en las calles de todas las ciudades, reclamando el final de ETA.
Ahí se acabaron las divisiones políticas y se trazó una línea entre quienes justificaban, amparaban o ejecutaban la violencia y los demócratas.
En Ecuador debemos comenzar ya mismo. Las universidades, los colegios y las asociaciones profesionales deberían convocar minutos de silencio en honor a las víctimas y en repudio al terrorismo.
Las iglesias deben sumarse a la oración y los políticos a la manifestación.
Ecuador necesita su basta ya contra la delincuencia, y no es únicamente labor de los políticos. Es labor de todos.