El Implacable VAR
¿Barcelona podrá algún día ser como el Independiente del Valle?
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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En los años noventa, una de las pocas verdades futbolísticas que nadie discutía en Ecuador era esta: Barcelona Sporting Club sería el primer equipo nacional en ganar la Copa Libertadores.
Todo indicaba que así sería. El presupuesto del club, gracias a los empresarios, llegó a ser el más alto del país.
La construcción de su propio estadio era el símbolo de una pujanza que parecía no tener fin. Llegaron estrellas extranjeras y entrenadores sabios. La base de la Tricolor era suya, en una época en que casi no se exportaban jugadores.
Las dos finales perdidas de la Libertadores aumentaron más la certeza de que solo los canarios podían conquistar un título internacional. Estaba por suceder. Solo había que tener la paciencia y la fe de una Penélope que espera a Odiseo.
Pero algo pasó en ese camino que parecía dirigirse a la gloria. Treinta años después, dos clubes de Pichincha se reparten los siete títulos internaciones de los clubes ecuatorianos. Y uno en especial, Independiente del Valle, además luce como el modelo a seguir, no solo por los equipos del país, sino también del Pacífico.
Barcelona tuvo la oportunidad
La cruel ironía es que, antes de que Independiente comenzara su transformación de club barrial a potencia sudamericana, el proyecto fue ofrecido a Barcelona. Pero la poca visión, los celos y la necesidad de mantener a BSC como plataforma proselitista impidieron dar ese salto de calidad que se necesitaba.
¿Barcelona podrá algún día ser como Independiente del Valle? Aunque en estos años la dirigencia de Barcelona ha dado pasos para reducir su enorme deuda, de todos modos, es un club que genera poco en función de su enorme gasto. Este año, vuelve a ser el equipo ecuatoriano de más presupuesto. Y sus escuelas formativas, que deberían ser el motor de la institución, lucen en desventaja frente a las de IDV.
Para seguir el camino de Independiente, además, habría que dejar el equipo en manos de especialistas que tengan al menos 15 años de estabilidad. A pesar de que los socios más poderosos de Barcelona son empresarios, parece que les cuesta mucho que su club se convierta en una empresa. Quieren ganar un título internacional a su modo, cuando el mundo del fútbol ya cambió.