Con Criterio Liberal
La banca ecuatoriana y la condonación de deudas
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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El sistema bancario ecuatoriano es estable y ha respondido muy bien a situaciones difíciles desde la dolarización, y en gran parte debido a que ella plantea un sistema sin prestamista de última instancia, que hace responsable a cada banco de su propia situación.
En lugar de analizar por qué los bancos han sido capaces de superar tantas crisis, como la pandemia, como la difícil situación actual, sin grandes dificultades, lo que oímos en el debate público son propuestas descabelladas para cambiar el funcionamiento de los bancos, una de las pocas cosas que no da problemas en la economía ecuatoriana.
Durante los últimos años se está hablando mucho, no sé si con una profunda ignorancia y/o maldad, de utilizar "las reservas del Banco Central", como si fuesen de propiedad del Gobierno y no de los bancos, en realidad de los depositantes, esto es, de los ciudadanos ecuatorianos.
Esas reservas, que son custodiadas por el Banco Central, son precisamente las que garantizan la estabilidad del sistema financiero y gracias a ellas los bancos han podido pasar esta crisis sin problemas de solvencia, y hasta han podido ayudar a sus clientes.
Según el informe de Asobanca, durante la pandemia se otorgaron alivios (esto es, se renegociaron las condiciones de pago) a más del 36% del volumen de crédito y en el sector del microcrédito esa cifra fue de hasta 70%.
Por comparar, en Ecuador se concedieron ayudas al 36% de los créditos, por encima de Perú (33%) y Chile (32%), y solo por debajo de Colombia (45%) y de Panamá (44%).
Hay que tener en cuenta que, siendo Ecuador un sistema dolarizado, no cuenta con el respaldo del Banco Central para garantizar la solvencia de la banca, por lo tanto, es fruto de su propia responsabilidad y prudencia.
Por ello, sorprende que una de las principales propuestas de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) sea que los bancos concedan una condonación general para las deudas inferiores a USD 3.000, ignorando todas las ya concedidas.
Además, esa supuesta remisión no las pagarían los bancos, pues apenas tienen dinero propio, sino que la pagarían los clientes de los bancos, en este caso aquellos a quienes se les concediese un crédito en el futuro, que tendrían que pagar una mayor de interés para poder compensar lo que no pagaron los deudores anteriores.
Todas estas críticas nacen de un profundo desconocimiento de qué son y cómo funcionan los bancos, algo que usamos a diario, pero que no parece que los ciudadanos comprendan a cabalidad.
Los bancos son intermediarios de crédito: por una ventanilla recogen el dinero de los ciudadanos que depositan sus ahorros, y por la otra ventanilla conceden créditos, esto es, prestan ese mismo dinero.
Si no les devuelven el dinero aquellos a quienes les prestan, pueden tener problemas para devolver ellos su dinero a sus clientes. Eso sería una bancarrota o lo que se puede llamar también quiebra, corralito, feriado bancario, restricciones… pero el efecto es el mismo: los bancos no te dan tu dinero.
Es muy conveniente para todos salvaguardar la solvencia del sistema financiero, y eso se está consiguiendo tanto por el prudente manejo de los bancos, como por una normativa razonable, aunque muy mejorable.
Si hiciésemos caso a las propuestas absurdas de populistas indocumentados, sea condonar las deudas o sea gastar las reservas, estaríamos en una situación catastrófica. Y no, no digo los bancos, digo todos los ecuatorianos.