Matrix política
La Asamblea Nacional con un 62% prestado
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
Actualizada:
Para muchos (no digo todos por una mera formalidad -lo admito-) fue una auténtica sorpresa cuando se publicaron las nuevas cifras de aceptación de la Asamblea Nacional, que bordean el 62%. Una cifra casi inexplicable por tres razones esenciales:
Primera:
Porque básicamente venimos de una Asamblea (la que se fue a la casa con el Decreto de Muerte Cruzada del expresidente Lasso) que era un cúmulo de desprestigio -denuncias de corrupción, tráfico de influencias, gestión de cargos públicos, diezmos- que le llevaron a la bastante triste cifra de tener un 96% de rechazo.
Y no sólo eso, sino que rápidamente el pueblo ecuatoriano se dio cuenta de que tenía una agenda paralela y distinta a los intereses de las grandes mayorías. Mientras los ciudadanos pedíamos leyes sobre temas de seguridad, reformas a la legislación penal, creación de empleo, entre otras, ellos se dedicaron a la ingrata tarea de poner zancadillas al Ejecutivo, acosar ministros, buscar destituir al presidente a toda costa y boicotear cuanto ponga una traba a su agenda política. Siempre, con honrosas excepciones, vale decirlo.
Segunda:
Porque todavía tenemos una esperanza renovada de que esta nueva Asamblea nos sorprenda y haga todo lo contrario a la anterior.
No se puede negar que tuvo un buen comienzo para dar esas señales con la aprobación de los dos primeros proyectos de Ley que envió el Ejecutivo con más de 100 votos, lo que ha dado una sensación de armonía y de trabajo conjunto en búsqueda del mayor objetivo que tiene este país en este momento: salir de la pesadilla que ha significado la irrupción del narco en el tejido social, en las instituciones llamadas a administrar justicia, en las fuerzas del orden y en algunos partidos y líderes políticos plenamente identificados.
Tercero:
Porque básicamente todavía no conocemos a la gran mayoría de sus integrantes que son absolutamente ignotos para la ciudadanía en general. Espero de corazón que, a medida que les vayamos conociendo con mayor profundidad, podamos tener un buen concepto de ellos de manera individual, más allá de los partidos, líderes e intereses que defienden.
Lastimosamente, algunas señales no van en ese sentido. Más bien todo lo contrario: hay algunos que no entienden (o por incapacidad o por agenda politiquera) conceptos jurídicos tan elementales para un Legislador como:
- La pirámide de Kelsen (en el caso del TLC con China)
- La diferencia entre remisión y condonación de tributos (caso Ley de Eficiencia Económica)
- La norma constitucional que dice que la creación, modificación y extinción de tributos es una facultad privativa del Ejecutivo (caso Ley del IVA), entre otras.
Finalmente, podríamos colegir, por las razones antes esgrimidas en este artículo, que ese 62% se debe al fuerte arrastre que significa trabajar al lado del Ejecutivo -que viene como un tren imparable con más del 80% de aprobación- y que mientras se dediquen a legislar sobre los temas relevantes para la ciudadanía, con una agenda que privilegie seguridad, COIP para adecuarlo a las circunstancias actuales, leyes que vayan en dirección de generar empleo y estabilidad económica y políticas sociales que reparen el tejido social tan dañado por el crimen organizado, el narcotráfico y las pandillas, esos números seguirán siendo altos.
Un 62%, por lo tanto, absolutamente prestado, con beneficio de inventario y que, si comienza a dar señales que se asemejen a lo que fue la anterior, se convertirá rápidamente en ese tan nefasto 96% con el que se fue la anterior y quién sabe si peor porque, si algo ha demostrado la cruda realidad histórica de este país es que siempre podríamos estar peor.
De ustedes depende señores, hagan los deberes que vamos a estar atentos y vigilantes, al fin y al cabo, somos sus mandantes.