Canal cero
'Enloquecidos por el dinero'
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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En la elección presidencial de 1960, José María Velasco Ibarra triunfó arrolladoramente, con una votación mayor que la de todos sus adversarios juntos.
Un grupo de empresarios, dice su biógrafo Robert Norris, "había financiado la campaña. La mayoría era de Guayaquil… Algunos buscaban ganancias; otros ganancias y poder. Todos consideraron sus contribuciones a la campaña electoral como otra inversión más, que con el tiempo daría sus dividendos".
Se posesionó el 1 de septiembre de 1960, junto con su vicepresidente Carlos Julio Arosemena.
El gobierno se deterioró pronto por las medidas económicas que tomó contra la crisis y no lograron conjurarla. Decretó una devaluación de 15 a 18 sucres por dólar, que golpeó la economía popular y enriqueció a unos pocos.
Algunos altos funcionarios y banqueros sabían que se iba a tomar la medida y especularon con divisas, perjudicando al Fisco.
Hubo huelgas, manifestaciones y paros seccionales. La corrupción dominaba las altas esferas del velasquismo. El mismo Robert Norris, cuya simpatía por Velasco Ibarra es clara, tuvo que reconocer que:
"La confianza del público en el Gobierno fue restada también por rumores de una corrupción espantosa – sobornos, malversación de fondos, negociados y contratos ilícitos entre el Gobierno y miembros de la oligarquía que rodeaba a Velasco – Citados a menudo por la opinión pública fueron Luis Noboa, Francisco Illescas, Enrique Ponce Luque (Ministro de Defensa), Pedro Menéndez (Alcalde de Guayaquil), Carlos Valdano Raffo (Ministro de Obras Públicas), Leonardo Stagg (Ministro de Economía), y Jaime Nebot Velasco (Ministro de Fomento)".
El vicepresidente Arosemena denunció "la corrupción convertida en tesis de gobierno" y a una "camarilla" de "hombres enloquecidos por el dinero" que rodeaba a Velasco. Fue de visita a la Unión Soviética.
En octubre y noviembre de 1961, la agitación creció. En Cuenca, Guayaquil, Quito y otras ciudades hubo protestas con saldo de muertos y heridos.
Arguyendo que el vicepresidente Arosemena conspiraba, el presidente lo mandó a prisión junto con varios legisladores. Hubo una ola de paros locales y regionales. Velasco no pudo detenerlos y a principios de noviembre de 1961 los mandos militares lo depusieron.
El Congreso entregó el mando constitucionalmente al vicepresidente de la República, que salió del Panóptico a hacerse cargo del poder en el Palacio Nacional.
El gobierno de Arosemena fue también agitado. Una feroz campaña anticomunista de la derecha y los intereses de Estados Unidos lo acosaron para obligarlo a romper relaciones con Cuba, que se había adherido a la esfera soviética.
Al final, los jefes militares apoyados por la CIA dieron un golpe de estado que lo sacó del poder. Pero no se retiró de la política y siguió en ella el resto de su vida, pronunciando con frecuencia frases que se hicieron célebres, como que era dado a la bebida era porque tenía "vicios masculinos".