Efecto Mariposa
¿Es buena idea legalizar las armas en Ecuador?
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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El presidente Guillermo Lasso anunció que, para enfrentar la inseguridad que vive el país, se permitirá la tenencia y el porte de armas de uso civil para defensa personal, cumpliendo algunos requisitos.
Se debe reconocer que tomar la decisión de implementar una medida de este tipo es muy complejo y, por ese mismo hecho, sería lógico suponer que se hicieron análisis rigurosos de los resultados obtenidos en otros países o estados que adoptaron una medida similar.
También, y lo que es más difícil, se debería haber pronosticado posibles resultados de la aplicación de esta propuesta, tomando en cuenta el actual contexto ecuatoriano.
La forma en que fue anunciada la medida, sin ningún sustento técnico, hace sospechar que nada de lo anterior fue considerado, y que simplemente se tomó una medida para tenernos entretenidos.
Un buen punto de partida, para decidir sobre la posibilidad de que los ecuatorianos tengamos y portemos armas, hubiera sido revisar la evolución de las muertes violentas que se producen en el país, que inevitablemente están asociadas al uso de armas.
Esta información sí está disponible para Ecuador, gracias a un estudio sobre uso de armas y muertes violentas, que fue publicado unas semanas antes de que se hiciera pública la propuesta del Gobierno para combatir la inseguridad.
El estudio fue realizado por Jorge Sosa y Miguel Flores, investigadores de la Escuela Politécnica Nacional, junto a Mauricio Abril de la Universidad Central, Álvaro Briz-Redón de la Universidad de Valencia y Jorge Mateu de la Universidad Jaume I.
Utilizando datos de las muertes violentas (homicidios, asesinatos, femicidios y sicariatos) ocurridas entre 2018 y 2022, y que fueron proporcionados por la Policía Nacional, los investigadores ofrecen algunas pistas generales sobre el uso de armas en Ecuador.
A continuación, presento algunos de los hallazgos más relevantes del estudio mencionado.
- ¿Cómo ha evolucionado el número de muertes violentas en Ecuador?
Considerando el periodo 1980–2022, se observa una tendencia creciente en las muertes violentas de 1980 a 2009. Luego, desde 2010 hasta 2017 se puede ver que disminuyen. Por último, de 2018 hasta 2022 se observa un crecimiento pronunciado, resaltando 2021 como el año en el que se registró el mayor incremento.
Los autores del estudio demuestran que existe una estrecha relación entre el uso de armas de fuego y las muertes violentas, al punto que manifiestan que el uso de armas de fuego puede ser considerado un indicador de la tasa de muertes violentas.
- ¿Cuáles son las armas más utilizadas para cometer delitos contra la vida?
El 68% de las muertes violentas, que se produjeron entre 2018 y 2022, fueron ocasionadas con armas de fuego; el 20% fueron causadas con armas blancas y el 12% con otros tipos de armas. En la última categoría se incluyen: palos, piedras, cuerdas y sustancias venenosas.
Además, se debe mencionar que para cometer sicariatos se usan armas de fuego, mientras que la mayoría de los femicidios y homicidios son perpetrados con armas blancas.
- ¿Cuáles son las zonas más peligrosas del país?
Por distribución geográfica de los delitos contra la vida cometidos con diferentes armas (de fuego, armas blancas y otras), se aprecia que la región Costa y el noroeste de Ecuador son las zonas más violentas del país en el periodo de análisis. En estas zonas predomina el uso de armas de fuego para cometer delitos contra la vida.
En el noreste del país los delitos contra la vida son cometidos mayoritariamente con armas blancas.
- ¿Dónde suceden los delitos contra la vida?
Los delitos contra la vida suceden tanto en los domicilios de las víctimas como en las calles, e independientemente del lugar existe una mayor probabilidad de que estos sean perpetrados con armas de fuego.
- ¿En qué horario se usan más las armas de fuego?
Los crímenes que se producen durante el día (mañana o tarde) son cometidos, en su mayoría, con armas de fuego, en comparación con los delitos que acontecen en la noche, que son mayormente perpetrados con armas blancas.
- ¿Quiénes son las principales víctimas de los homicidios, asesinatos y sicariatos?
Son los hombres jóvenes. Según el estudio, los hombres de entre 24 y 40 años tienen una mayor probabilidad de perder la vida por crímenes perpetrados con armas de fuego y armas blancas, con respecto a las mujeres en un rango de edad similar.
- ¿El contexto social influye?
En el estudio se incluyeron variables relacionadas con la situación social y económica de los cantones del país. Los autores encontraron que los sitios que tienen mayor acceso a servicios de salud, así como mayores tasas de empleo, tienen menos muertes violentas.
Los autores del estudio sugieren que los mayores niveles de violencia se presentan no solo donde hay pobreza sino desigualdades sociales y económicas.
Hasta aquí los resultados de la investigación. Para finalizar este artículo, enseguida presento algunas reflexiones.
Primero, según los resultados del estudio, regular la tenencia y el porte de armas podría aumentar el número de muertes violentas. Así, la medida podría tener un efecto contrario a lo que se espera, asumiendo que la intención de las autoridades sea disminuir la ocurrencia de delitos contra la vida.
Después, queda la duda sobre las intenciones de un plan que nos llevaría a llenarnos de más armas, legales e ilegales, cuando lo deseable sería deshacernos de ellas.
Pienso en la capacidad real de los ecuatorianos comunes para enfrentarnos a criminales bien armados y entrenados. Me atrevo a afirmar que la población no tendrá condiciones de reaccionar al nivel de delincuentes que matan a sangre fría, a cualquier hora y donde sea.
Por otro lado, según el estudio, los cantones en los que hay mejores condiciones de acceso a la salud, la educación y al empleo tienen menos niveles de muertes violentas.
Entonces, en lugar de proponer que arriesguemos nuestras vidas con delincuentes especializados, se podría apostar a programas de inversión social y a un verdadero plan de seguridad, que tanto se ha anunciado y hasta ahora no se ve.
Finalmente, la medida propuesta por el Gobierno nunca fue justificada con algún análisis técnico y esto dio espacio a la subjetividad, generando una guerra entre quienes apoyan y quienes condenan la propuesta.
Menos mal que ni buenos ni malos aún no tenían la autorización para apretar el gatillo, sino no imagino lo que hubiera pasado ante tanta agresividad de lado y lado.
En muchos casos, al igual que el Gobierno, los defensores de cada postura cayeron en la ligereza que tanto critican de nuestros mandatarios y defendieron sus argumentos basándose en la supremacía de sus preferencias, y tachando de tontos a los que no piensan según su sabio criterio.
Eso solo eso ya es una muestra de que los ecuatorianos, de tanto vivir amenazados por la violencia, andamos exaltados y nerviosos, y que sería un peligro tener en nuestras manos un arma.
Tener y portar armas no nos librará de la inseguridad, sino que ayudará a que las muertes violentas, que supuestamente se quieren evitar, aumenten, con la probabilidad de que nos matemos entre todos.
Así, no es una buena idea legalizar las armas en Ecuador.