Matrix política
Argentina ante la encrucijada
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
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Pasé los tres años más felices de mi vida estudiantil en la 'Ciudad de la Furia'. Me formé profesionalmente, descubrí la Comunicación Política (este 2023 cumplo 20 años ejerciéndola), viví en Arenales y casi Coronel Díaz (a la vuelta del departamento del mítico Charly García).
Fui más de 70 veces (conservo cada entrada) a la (mítica también) Bombonera donde jugaba el Club Atlético Boca Juniors, paseé por sus calles y avenidas, hice amigos que hoy son hermanos y viví toda la aventura que para un joven quiteño de clase media puede resultar Buenos Aires.
Pero no me quedé cómodo nunca, conocí también el lado B de la Argentina. Llegué en 2002 apenas explotaba la crisis del corralito, la huida del expresidente De la Rúa en helicóptero, la desesperación de su gente al ver perdidos sus ahorros, el pésimo manejo político de la crisis y la llegada del populismo K (Néstor Kirchner) a la presidencia.
Una vez afianzado el poder de los K, arrancó el período tal vez más fuerte de la decadencia de la política del país del sur del continente.
Se aplicó con una potencia inusitada el asistencialismo (planes, bonos, ayudas…) que en principio ayudarían a palear la fuerte crisis económica de los estratos más deprimidos de la economía.
Pero que luego se volvería una auténtica maquinaria para tener atados a los beneficiarios de esos bonos a los políticos que entregaban esas (ya a esa altura) dádivas para que la gente los vote en cada elección.
Habían despedazado la cultura del trabajo que los migrantes de principios del siglo XX
(italianos y españoles en su gran mayoría) habían instaurado en el país pese al estado de pobreza en el que llegaron huyendo de las guerras europeas.
El "laburo" llenaba de dignidad al argentino, trabajes de lo que trabajes.
Poco a poco ya no fueron sólo las ayudas, se sumaron la creación de los punteros (operadores políticos que trabajaban para los gobiernos locales), la presencia cada vez más fuerte de las barras bravas del fútbol metidas en política.
La llegada del narco al conurbano bonaerense, la corrupción en pequeña, mediana y gran escala y los políticos y sus círculos íntimos que se hacían cada vez más ricos apoyados por un Gobierno que hacía la vista gorda si de sus aliados se trataba.
Ese proceso de más o menos 20 años (con gobierno tibio de Macri en la mitad), es lo que le
tiene a esa otrora gran Nación al borde la implosión y del estallido social.
Este domingo 19 de noviembre, será el balotaje y la Argentina decidirá entre dos opciones:
- Javier Milei: un tipo de una personalidad histriónica, teatral, sumamente agresiva y de ideas de libertarianismo extremo: volar en pedazos el Banco Central, dolarizar la economía con dólar de mercado, sacar la gran mayoría de ministerios para achicar el Estado al mínimo, insultador compulsivo de lo que suele llamar la "casta política"… , un outsider en todo rigor.
- Sergio Massa: el súper Ministro de Economía que tiene al país con un 140% de inflación acumulada, con un dólar blue (o paralelo) de alrededor de 1.000 pesos, con un nivel de pobreza del 56% y un 13,6% de indigencia. Un continuador de las políticas K que hoy tienen como una especie de marioneta a Alberto Fernández en la presidencia.
Grandes analistas, como Maximiliano Aguiar, señalan que las dos emociones que son preponderantes en esta elección son: la bronca (ira) que produce Massa por la situación económica, social y la corrupción a la que está enfrentada la Argentina de hoy.
Y el miedo, por alguien como Milei que es una verdadera incógnita a nivel psicológico, económico y social para el futuro del país.
Las encuestas están muy apretadas, todo puede pasar, pero si después de ver la calamitosa situación económica en la que está Argentina en este momento, usted se pregunta ¿cómo puede tener posibilidades el Ministro de Economía?
Le pido que vuelva a leer los primeros párrafos de este texto y allí encontrará las respuestas.
¡Dios bendiga a la Argentina!