El indiscreto encanto de la política
Arauz y una campaña sin norte a siete días de las elecciones
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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La desesperación es mala consejera. Esta ha sido la tónica de la campaña de segunda vuelta del candidato Andrés Arauz, luego del debate presidencial del 21 de marzo.
Objetivamente, es difícil determinar quién ganó o perdió un debate. Depende de los criterios de análisis que utilice quien haga de juez. Quizá lo más justo sea analizar la contienda por momentos: un par de rounds al inicio a favor de Arauz y un par para Lasso, al final.
Sin embargo, durante el debate el candidato Lasso fue muy hábil en sentar los cimientos retóricos de lo que sería su estrategia de campaña para las siguientes semanas. Arauz no tuvo esa claridad.
Al día siguiente del debate, en la charla cotidiana no se reconocían claramente las propuestas de los candidatos, había confusión sobre "quién mismo era el más cercano al presidente Moreno" y, por supuesto, todos bromeaban sobre "Andrés, no mientas otra vez".
Se suele decir que la risa te conecta con la gente. A pocas horas de popularizarse la muletilla, las redes sociales estallaron de memes, canciones, videos, imitaciones y chistes; no obstante, el impacto real ocurre a partir de la conexión del eslogan con el escándalo del Banco Central y la compra de la renuncia de Arauz.
Más allá del impacto electoral que pueda o no haber tenido este hecho, durante prácticamente una semana, el candidato Arauz se vio acorralado: ocupando su tiempo, concentración y recursos en desvanecer este supuesto malentendido.
Este desenfoque provocó que la campaña de Arauz se redujera a contestar a Lasso, pero cayendo en su conversación y en su estrategia: un jingle con otro jingle, un tiktok con otro tiktok, un hashtag, con otro.
Durante el mismo lapso, el candidato Lasso cumplió una agenda intensa alrededor de un claro objetivo: acercarse y escuchar a los diferentes segmentos de indecisos, forjar nuevas alianzas y seguir construyendo su concepto de "Ecuador del encuentro".
A la fecha, la mayoría de analistas coincide en que la intención de voto de los candidatos registra un empate técnico; por lo que se vienen días decisivos para ambos.
Luego de una semana de campaña desordenada, sin estrategia y sin norte; no queda tiempo para que Arauz posicione un nuevo concepto o dé un giro comunicacional. El propósito será subrayar y potenciar agresivamente las debilidades y etiquetas asociadas a su adversario.
Por su parte, Lasso dirigirá sus esfuerzos a Guayas, Manabí y Azuay, provincias clave en donde sus números todavía son discretos.
En una elección tan apretada, ganará el que cometa menos errores hasta el 11 de abril.