Análisis Económico
El arancel deportivo no baja sin trámites
Director general de Perspectiva, consultora de asuntos económicos y empresariales. Docente de posgrado en macroeconomía y políticas públicas. Realiza análisis coyunturales del Ecuador para The Economist Intelligence Unit (EIU).
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Esta semana el Gobierno ‘redujo’ los aranceles para ciertas prendas para uso deportivo, según lo había ofrecido previamente.
Días atrás comenté que cambiar la visión proteccionista es positivo, pero que debía ser por convicción. Tal parece que no es así. Existe una serie de condiciones para acceder a este ‘beneficio’ y en Comercio Exterior se discuten más medidas proteccionistas y recaudatorias.
La aplicación de cualquier variación en la tasa de un arancel debería ser automática. Hoy es una, al día siguiente otra. Así sucede en cualquier economía. Tal como cuando aumenta se cobra más, cuando se baja se cobra menos. Punto.
Pero estamos en Ecuador. Aquí si no hay trámite no funca. Por eso para acceder al beneficio arancelario el importador deberá (1) llenar el “formulario para la importación de calzados e implementos deportivos especializados” por cada importación que realice. Es decir, hay que pedir permiso.
Pero eso no es todo. Todavía falta complicar y encarecer el comercio. Hay que (2) presentar el catálogo de los productos, (3) una declaración juramentada de no traer otro tipo de calzado o implementos, y (4) más pruebas como muestras del calzado, fichas técnicas, etcétera.
Todo esto debe ser (5) entregado manualmente a una institución pública que nunca ha tenido experiencia ni competencia en temas de comercio exterior: la Secretaría del Deporte.
Aún no acaba la tramitología. Todavía falta la (6) verificación de la Secretaría, y (7) la emisión del “certificado para la importación de calzados e implementos deportivos especializados” con los productos que cumplen con los requisitos de acuerdo a los criterios discrecionales de la Secretaría.
Finalmente, (8) este nuevo papel debe ser adjuntado a la declaración aduanera y (9) renovado cada seis meses.
Siempre queda el camino de evitar la tramitología, pero habría que pagar el arancel tradicional del 40%. Súper claro que no se trata de una reducción de aranceles sino de un régimen especial de importación al que hay que “acceder” con nueva tramitología. Persiste la mentalidad ‘tramitóloga’.
Todo esto sucede mientras se evalúan nuevas medidas para el comercio exterior. Las últimas semanas se han conocido iniciativas para establecer los famosos umbrales a los precios de importación.
El Gobierno quiere decidir cuáles son los precios más bajos que puede pagar un ecuatoriano por los productos importados. De locos.
Además, se siguen evaluando ideas como incrementar el costo de la Tasa INEN y el aumento de aranceles de bienes de consumo a los máximos acordados con la OMC. Se prioriza la recaudación estatal.
Al parecer no quieren a Ecuador carísimo, sino carisísimo. El comercio debe facilitarse, no complicarse.
Para crecer, Ecuador requiere un cambio de fondo, no de forma. Chile lo hizo en su momento, cuando decidió reducir unilateralmente los aranceles. Sin trámites de acceso, sin condiciones, sin miedo al mundo.