Economía y Desarrollo
Los apagones dan cuenta de la falta de gestión del gobierno
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
Actualizada:
El Ecuador cuenta con la capacidad de generar 8.220 MW de los que 5.151 MW corresponden a centrales hidráulicas, de acuerdo con el Balance Energético de 2022.
La potencia efectiva nacional aumentó de 5.063 MW en 2012 a 7.607 MW en 2016
siendo la generación hidráulica de mayor crecimiento al pasar de 2.237 MW a 4.418 MW en ese periodo.
Es decir que, entre 2012 y 2016, la potencia efectiva total aumentó en 50% y la de centrales hidráulicas en 98%, en esos cuatro años. En comparación, en los seis años posteriores, entre 2016 y 2022, el incremento fue de apenas el 8% y 17% respectivamente.
En cuanto a la producción de electricidad, esta aumentó de 22.848 GWh en 2012 a 33.008 GWh en 2022. Entre 2016 y 2021, el país exportó más energía de la que importó, de Perú y Colombia. Sin embargo, desde 2020 las importaciones venían creciendo y en 2022 ya fueron mayores a las exportaciones.
Por otra parte, las pérdidas (técnicas y no técnicas) de energía en transmisión y distribución, que se habían reducido del 15,5% de la producción en 2012 al 12,5% en 2017, aumentaron desde 2018 y para 2022 fueron del 15%.
La capacidad de generación de electricidad que tiene el país es suficiente para cubrir la demanda e incluso para generar exportaciones.
Si bien el estiaje reduce la producción de las centrales hidroeléctricas, también es cierto que estas no han recibido las inversiones que necesitaban para su debido funcionamiento. Lo mismo pasa con las centrales termoeléctricas.
El gobierno sabía que debía invertir, pero no lo hizo. También sabía del aumento de importaciones desde el año pasado y del incremento de pérdidas. No hizo nada.
Esperó a los racionamientos, a dejar a los hogares y las empresas sin electricidad para gestionar mayores importaciones, para comprar electricidad a plantas privadas.
Así, el abandono de lo público pasa factura al país y empieza el negocio de pago a actores privados para generar electricidad.
Es urgente un gobierno con experiencia y que entienda la importancia de la gestión pública más allá de las vanidades personales.