El Chef de la Política
El debate: tablas, 0-0. Hay 14 días para el desempate
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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Arrancó el debate con el boleo inicial. Para ver quién bate. Como en el 'ecua'. Palabritas por ahí, palabritas por allá, pero sin la contundencia de los ases del Parque 'El Ejido', en Quito. Sirve el que menos errores tiene. Movimientos iniciales para ver la estrategia del oponente, como en el ajedrez, pero sin la maestría de Karpov o Kasparov.
Los primeros jabs con la mano menos hábil, pero sin la precisión de Mano de Piedra Durán o la solvencia de Sugar Ray Leonard. Primeros lances de capote para ver por cuál pitón ataca el astado pero sin la destreza del recientemente retirado Julián López o la imperecedera precisión del colombiano César Rincón. Toques en la mitad de la cancha, como en el fútbol, pero sin la genialidad del Doctor Sócrates en el Brasil de la década de los ochenta.
Pasa el tiempo y el público ávido de sorpresas. Esas sorpresas que no llegan y llevan al respetable al hastío, la desidia… el deseo de que algo que debe ocurrir suceda.
Así van pasando los minutos y González no se expone. Noboa menos. ¿Cuándo empieza el debate? ¿Cuándo la confrontación llega? La política, al final, es el arte de la confrontación, del conflicto, de la tensión, del choque de ideas. Claro, siempre y cuando primen las ideas, pero ese parece ser el ingrediente que ninguno de los dos candidatos ofrece. Generalidades y puras generalidades.
Las preguntas ayudan a que ese sentimiento de intrascendencia cunda. Nadie se explica por qué Noboa no enfila contra la Revolución Ciudadana o por qué González no templa el discurso certero hacia su oponente.
Un espectáculo, como el de la política, requiere un escenario en el que los ánimos se exacerben, las palabras duras se hagan presentes y los enfrentamientos acres, aunque respetuosos, estén presentes. La respuesta al aburrimiento puede estar en la aparente ventaja de Noboa en los sondeos y a la ausencia de una estrategia definida de González para captar a los que siendo “anti” no son tanto.
En lo económico, nada claro. Ambos se dicen defensores de la dolarización y ambos se dicen partidarios de aumentar el empleo. ¿Cómo aumentar el empleo? Esa es la pregunta que faltó y que los candidatos agradecen, pues allí la necesaria reforma integral al régimen laboral era la clave y uno de los posibles puntos de discrepancia.
Del resto, muy poco. Nuevamente los lugares comunes.
En lo social, no mucho más que agregar. "Los gobiernos pasados" fue la respuesta repetida de Noboa. ¿Cuáles son esos gobiernos? Eso esperaba la ciudadanía. Cauto y sin mencionar a los gobiernos de Rafael Correa, permitió que esa carta clave se pierda en medio del aburrimiento generalizado. González, algo más atrevida, mencionó algo de la década altiva y soberana, aunque recalcando, desprovista de lentes, que el posible gobierno será el de ella y no el de su mentor. Algo pudo ayudarle esa afirmación.
Lo social tampoco aportó demasiado al debate. Noboa no se desmarcó abiertamente del gobierno de Lasso e inexplicablemente dejó de mencionar el enorme trabajo realizado durante décadas por la Doctora Anabella Azín, que es su madre y la figura clave de su campaña. Error u omisión imputable al candidato, esa es la pregunta frente a la que no hay respuesta.
Cuando la educación llegó al tinglado, alguna ventaja sacó González. Se nota que conoce más el tema y ahí pone contra las cuerdas a su oponente que no atina sino al abrazo y a esperar que el round concluya. Le salva la campana, en el argot pugilístico.
Llegamos al punto de los temas políticos y ahí lo mejor son las repreguntas de la entrevistadora. ¿Cómo conseguir acuerdos con la Asamblea Nacional? Mayorías puntuales con todos los sectores responde Noboa y la réplica que hacía falta de parte de Ruth del Salto era si eso incluía a la Revolución Ciudadana. Se quedó corta ahí la entrevistadora para beneficio del candidato de la gran billetera y la desazón de quienes detestan todo lo que sea la lista 5.
González atina una respuesta poética, pero sin condumio. El condumio que daba señalar que tienen la primera minoría legislativa y que eso será un punto clave para aprobar leyes. Todos fallan, aunque la periodista es la que menos pierde pues, al final del día, ella no estará en la papeleta.
Consulta popular para establecer el formato de jurados en Ecuador es lo que ofrece Noboa sin considerar que esa figura, propia del sistema anglosajón, es difícil, sino imposible, establecer en un país en el que no solo la tradición del Derecho escrito va a contramano, sino en el que la cultura de la legalidad está por los suelos. Gran momento para que González remate con un gancho al hígado o una bola puesta al filo de la red. Pero eso no sucede, la candidata de la Revolución Ciudadana permite que el burel salga por sus fueros y desaprovecha un momento clave para colocar las banderillas en todo lo alto.
Oportunidades tuvo González, pero las desaprovechó casi todas, a pesar de que, vale la pena decirlo, con el paso de los minutos, se fue asentando en la cancha, tocando con mayor precisión y mostrando algo más de experticias y conocimiento del manejo de lo público.
Poco es lo que se le vio, pero algo más. Nada quita el empate, pero un empate que sonríe más a los RC que a los ADN.
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En resumen, ambos púgiles mostraron poco. De ambos lados se vieron deficiencias y esencialmente, de ambos lados se observó falta de quilates. Esa falta de quilates que da el tiempo en las plazas, la presencia activa en los cuadriláteros, la caminada diaria en las polvorientas canchas del 'ecua' o en las de indor del barrio.
No se trataba de agredirse, pero sí de confrontar. Ahí la esencia de la política. Esa esencia, a veces malentendida, es la que sirvió a Carl Schmitt para posicionar la idea del "amigo-enemigo". Esa esencia es la que hace de la disputa política el espacio para que los electores decidan. A partir de lo visto ayer, pocas certezas quedan sobre el resultado del domingo 15 de octubre. Para cualquiera está el partido.