Efecto Mariposa
Alimentos que no son buenos
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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Cuando pensamos en una alimentación saludable nos concentramos en la calidad y cantidad de los nutrientes que ingerimos y en la capacidad de acceder a los alimentos. Sin embargo, la inocuidad de los alimentos, un elemento a menudo olvidado, también es indispensable para mantener una alimentación saludable.
Los alimentos inocuos son aquellos que están libres de bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas dañinas, por lo que su consumo no representa un riesgo para la salud humana.
La importancia de la inocuidad de los alimentos radica en que la ingesta de alimentos insalubres constituye una amenaza para la salud pública y los sistemas de salud.
En efecto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año, 600 millones de personas padecen enfermedades ocasionadas por la ingesta de alimentos contaminados, y 420.000 de ellas mueren por esa causa, a nivel mundial.
En la cifra de fallecimientos, 125.000 corresponden a los que ocurren en niños menores de cinco años; también se incluye entre la población más afectada a las personas que viven en condición de pobreza.
Entre las enfermedades que se producen por el consumo de alimentos insalubres, los especialistas sanitarios señalan que son alrededor de 200, y estas van desde intoxicaciones alimentarias, pasando por otras dolencias más graves como hepatitis A, salmonelosis y hasta cáncer.
En lo que se refiere a la carga que las enfermedades ocasionadas por el consumo de alimentos contaminados representan a los sistemas de salud y a la economía de los países, según la OMS, en los países de ingresos bajos y medianos se pierden anualmente USD 95.200 millones por permisos médicos relacionados con este tipo de enfermedades.
Adicionalmente, el monto del gasto médico para tratar estas enfermedades asciende a USD 15.000 millones.
Aunque se puede pensar que estamos expuestos a consumir alimentos no inocuos únicamente en lugares públicos, la contaminación de los alimentos puede darse en cualquier lugar; es decir, si los alimentos han sido preparados o manipulados de forma incorrecta, podemos intoxicarnos incluso en nuestros propios hogares.
Asimismo, la contaminación de los alimentos puede suceder en cualquiera de las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción hasta el consumo final, y malas prácticas en la producción, almacenamiento, manipulación y consumo pueden afectar la inocuidad de los alimentos.
Lo anterior también implica que cada una de las personas que interviene en la cadena alimentaria: productores, transportistas, distribuidores, minoristas, cocineros y consumidores, son igualmente responsables de garantizar la calidad e higiene de los alimentos.
Así, para preservar la inocuidad alimentaria se deben mantener prácticas adecuadas de higiene durante la manipulación, almacenamiento y preparación de alimentos, así como se debe controlar el uso adecuado de pesticidas y los niveles máximos de aditivos que pueden contener los alimentos.
El 7 de junio se conmemoró el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos.
Esta fecha tiene como objetivo sensibilizar a la población sobre la importancia del consumo de alimentos inocuos para prevenir enfermedades y muertes que son evitables, y también para insistir a los países en la implementación de la recomendación de la OMS: incluir la inocuidad de los alimentos como una prioridad de salud pública.
Particularmente, este año, la fecha pretende concientizar a todos los actores de las cadenas de alimentos sobre la responsabilidad que comparten para garantizar que se consuman alimentos libres de contaminación; de ahí que el lema de este año es: “La inocuidad de los alimentos es un asunto de todos”.
Con esto, se hace un llamado para que cada uno de los implicados en el proceso alimentario, que va desde el campo hasta que los alimentos llegan a la mesa de los consumidores, se involucren y comprometan para garantizar la inocuidad de los alimentos, puesto que estos son esenciales para tener una población saludable.