El Implacable VAR
Alfaro y su incómoda verdad, antes del inicio de las eliminatorias
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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Por supuesto, que Gustavo Alfaro haya salido a declarar sus verdades antes de que comiencen las eliminatorias al Mundial de 2026 no es una casualidad. Es una manera sutil de expresar a la gente y los directivos, además de que le deben plata, que lo suyo en Ecuador fue una proeza que no merece el olvido.
Este gesto de Alfaro de recordar las deudas y de abogar por el indefendible Byron Castillo cae en un momento algo paradójico de la Tricolor, muy diferente al ambiente previo del debut de hace cuatro años.
Recordemos. Alfaro llegó de emergencia a la Selección luego del fiasco de Jordi Cruyff. Con un optimismo inversamente proporcional al tiempo que tenía para preparar los partidos ante Argentina y Uruguay, el entrenador plantó un equipo joven, luchador y efectivo.
Parafraseando unos versos del grupo La Unión, las dudas que en la noche previa eran tinieblas fueron simples tonterías cuando Ecuador comenzó a jugar. Todo cambió. Los intentos de golpe de estado en contra de los directivos se esfumaron. La gente, resentida con la Tricolor, respaldó al equipo. Y se ganó con autoridad el cupo a Qatar.
Hoy, estamos extrañamente al revés. La Federación ha contratado con el debido tiempo a un entrenador que, él sí, se ajusta a las proyecciones de los directivos. Tampoco hay angustias por encontrar nuevos jugadores, porque ahora sobran en casi todos los puestos. El recambio ya se hizo, ahora hay que proseguir.
Pero, por alguna razón, el ambiente está algo enrarecido. Esos tres puntos menos por la terquedad de meter como sea a Castillo están ahí, presionando a Ecuador desde el inicio a recuperarlos como sea.
Tampoco ha sido posible que el hincha ecuatoriano vea este año a la Tricolor. No hubo un juego en Quito o en alguna ciudad del país para estrechar el vínculo con el equipo y para que la gente conozca al nuevo entrenador. El míster Félix Sánches Bas es, hasta ahora, un holograma para la gente común.
Finalmente, el hincha exige resultados. Hace cuatro años, había comprensión si ocurría un desastre, por el contexto pandémico, la tierra arrasada que heredamos del 'Bolillo 2.0' y la poca palabra de Cruyff. Pero hoy, todo está servido para ganar ese cupo al Mundial. Y eso presiona más.
Y también están esas cosas que intoxican más la atmósfera antes del debut, como la negativa de Barcelona SC de prestar jugadores en calidad de espárrines, o el cierre de las oficinas de la Ecuafútbol por un impuesto no cancelado. Todo es sospechosamente inoportuno.
Ojalá que la aparición de Alfaro, fríamente calculada, no sea como los cuervos de mal agüero, que se posan en el camino y anuncian infortunios. Se verá.