Con Criterio Liberal
Afrontemos la crisis con realismo pero sin pesimismo
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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La situación de la economía de Ecuador es muy grave, una crisis de esas que marcan una generación. Pero no tiene por qué ser aún más profunda y dramática. Eso dependerá de las decisiones que se tomen a partir de ahora.
Ecuador se enfrenta a una muy dura recesión, que puede suponer, en 2020, en torno a la pérdida del 10% al 20% del PIB (no sé de cuánto será, ni creo que nadie lo puede saber con exactitud), duro, muy duro pues supone la quiebra de miles de empresas, el despido de cientos de miles de personas que se quedan en el desempleo.
Pero no tan catastrófico como algunos parecen anunciar. Puede ser una reducción del PIB aún mayor que en la crisis de 1999, que fue del 4,7%, pero ser menos dramática, pues aún se mantienen el orden democrático, el sistema financiero y la moneda.
La crisis este 2020 es inevitable, pues la economía aún está en gran parte paralizada y los principales ingresos del país, como el petróleo o el turismo, muy bajos. La cuestión es lograr una recuperación para 2021 que permita crecer aún más en 2022.
No hay soluciones inmediatas. Solo cabe paliar la situación de quienes más están sufriendo y lograr la más rápida recuperación con facilidades para la regeneración de empresas y empleos.
El problema es que si se tiene una perspectiva catastrófica y se cree en soluciones rápidas se pueden tomar acciones desesperadas que lleven a perder lo que aún mantiene la economía de Ecuador. Y ya se están escuchando bastantes de estas propuestas que podrían llevar a ahondar más la crisis.
Aquello que aún hay que precautelar y vigilar:
- Ecuador es una democracia, y en las democracias no puede haber violencia política. Algunos personajes nefastos, irresponsables, anti-demócratas y violentos están llamando a la "movilización" o "la lucha". Es imperativo el preservar la convivencia democrática, el que podamos seguir viviendo sin violencia, y cuanto antes podamos salir a las calles, que lo hagamos sin miedo a los antisociales.
Claro que existe el legítimo derecho a la manifestación y a la oposición, pero no a la subversión o al uso de la violencia en política.
- Por ahora se mantiene la dolarización, y el hecho de que se contraiga la economía no quiere decir que se pierda la dolarización, por más que muchos lo auguren. Somos más pobres pues tenemos menos dólares, pero aún tenemos dólares. Por eso hay que evitar cualquier tentación de "pagos alternativos", "dinero electrónico" o "pagar con deudas", que podrían significar desdolarizar.
- El sistema financiero aguanta. Aún a pesar del fuerte embiste al que se está sometiendo, aguanta. Eso significa que los ecuatorianos no pierden sus ahorros. Por eso hay que protegerlo y evitar cualquier populismo de "créditos baratos", "obligar a dar créditos" o "que paguen los banqueros", que lo podrían poner en una tensión aún mayor.
- El Estado ecuatoriano aún no está en quiebra legal. Está en quiebra contable, pero aún tiene una oportunidad de renegociar hasta agosto, lo que puede aliviar la situación. Caer en quiebra legal sería sumar problemas que se pueden evitar, y cualquier intento de no pagar sólo puede empeorar aún más la situación.
- Las elecciones del 2021 suman muchísima incertidumbre, pues está el caldo de cultivo para cualquier líder populista que promueva soluciones fáciles (e irreales e imposibles) a la difícil situación de la economía. Su mera presencia como posibles ganadores ya es una amenaza que desincentiva la inversión, la producción y, con ello, la recuperación económica.
Por eso no conviene sumarse a las voces agoreras, que anuncian desastres que pueden evitarse, pues pueden ser profecías auto-cumplidas.
Por supuesto que reconozco la realidad, que es muy dura, pero ahora lo importante es pensar, al menos, cómo no empeorarla y, si es posible, cómo mejorar, facilitar e incentivar la producción lo antes posible.