Con Criterio Liberal
El acuerdo comercial con China es una excelente noticia
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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La economía de Ecuador no produce el crecimiento que sus habitantes necesitan para prosperar y llevar a cabo sus planes de vida, pues tiene graves problemas estructurales.
Uno de ellos, debido a una larga historia de retórica anti-comercial, ha sido la ausencia de una apertura comercial, esto es: de importaciones, exportaciones, inversiones internacionales; lo que quiere decir de empleo y crecimiento económico.
En su reciente visita a Beijing, el presidente Guillermo Lasso ha anunciado la negociación de un acuerdo comercial con China que se pretende sea un acuerdo amplio y rápido, pues se quiere firmarlo para final de este año (normalmente las negociaciones de acuerdos comerciales toman años).
Pero la estrategia internacional del gobierno de Lasso, liderada por los ministros Holguín en exteriores y Prado, en Producción, es muy amplia y ambiciosa.
Se quiere, durante esta legislatura, culminar la tan ansiada entrada de Ecuador en la Alianza del Pacífico, la mejora de las relaciones con Estados Unidos, y se anuncian hasta otros 10 tratados comerciales. Solo la mitad ya sería todo un logro.
Una política ambiciosa, pero necesaria, y es que tras décadas de bizantinas discusiones políticas sobre la conveniencia del libre comercio, la realidad se impone y es imperativo comerciar para poder prosperar.
Aún a pesar de que algunos trasnochados quieran discutir lo obvio, que los acuerdos de libre comercio mejoran el bienestar de los ciudadanos de un país, es uno de los pocos asertos en los que hasta los economistas se ponen de acuerdo, que la evidencia histórica nos demuestra claramente.
La posibilidad de que las empresas ecuatorianas puedan exportar a China abre un inmenso mercado con muchísimas oportunidades, lo que puede crear empleo y riqueza.
Y claro que es posible que lleguen productos chinos a competir con los ecuatorianos… y eso también es positivo, pues todos los ecuatorianos son consumidores de productos chinos, que los puedan adquirir a menor precio aún, si lo desean, sería una gran mejora para su calidad de vida.
Piense en a la inversa, ¿cómo sería su vida si Ecuador no pudiese comerciar con China? ¿Si no pudiese comprar tantos productos hechos en China de los que ahora disfruta? O productos que han sido producidos o transportados por maquinaria, camiones, carros, materiales traídos de China.
No se engañe, su vida sería muchísimo peor sin comerciar con China. Pues igual sería muchísimo mejor si pudiera tener acceso a más bienes y servicios internacionales.
Y también es positivo que las empresas ecuatorianas puedan competir, siendo más productivas, ofreciendo más valor añadido y teniendo ellas también insumos más baratos.
Algunas serán improductivas, serán vendidas o cerradas, y sus trabajadores deberán encontrar empleo en otros lugares. La dinámica sana de una economía que crece y evoluciona.
No hay ningún camino para la prosperidad de Ecuador que no pase por la apertura comercial. A competir se aprende compitiendo; a producir, produciendo.
A partir de ahora lo que queda es ponerse a trabajar. Tanto el gobierno para lograr todos estos acuerdos lo mejor y antes posible, como las empresas que puedan tener potencial de exportación, para estar preparadas con estándares internacionales; como aquellas empresas que puedan tener competencia, en ser más productivas y ofrecer lo mejor posible a sus clientes.