Ciudades enemigas de las personas con discapacidad
Aprende, investiga y enseña sobre cómo interactúan los humanos con su entorno. Biólogo, profesor de la Universidad de Cuenca y cofundador de LlactaLAB Ciudades Sustentables.
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La primera vez que visité una ciudad europea me llamó la atención el número de personas con discapacidad que veía en las calles.
Y mi primera reacción (completamente ingenua) fue pensar que por alguna razón esa ciudad tenía una alta tasa de discapacidad. Pero, por supuesto, no es así. Es simplemente que esa ciudad tenía condiciones para que las personas con discapacidad pudieran integrarse al espacio público.
En Ecuador están registradas más de 470.000 personas con discapacidad. Y esta condición, además de ser un fuerte determinante de la pobreza, impide que puedan moverse por la ciudad y acceder a los lugares de abastecimiento, trabajo, salud y recreación.
Si para una persona con todas sus capacidades físicas es difícil caminar por las calles y aceras de nuestras ciudades, para alguien que use muletas o empuje un cochecito de bebé, se vuelve un reto casi imposible.
Y no se diga para quienes se mueven en silla de ruedas.
Aunque en Ecuador existe la norma INEN 2241 desde 1999, que incluye lineamientos de diseño de aceras, prácticamente no se cumple.
En un estudio del grupo de investigación LlactaLAB de 2020 fueron auditadas 214 aceras en Cuenca: ninguna cumplía la norma INEN 2241.
Además, tres de cada 10 aceras eran altamente inaccesibles para las personas sin problemas de movilidad, mientras quienes se movilizaban en silla de ruedas no pudieron acceder a ocho de cada 10 aceras.
Entre los problemas más comunes están los obstáculos que dificultan o impiden la circulación.
Paradójicamente, las rampas para sillas de ruedas y las rampas de acceso de vehículos tienen el mayor impacto en la accesibilidad, pues su diseño y localización no permiten la circulación de sillas de ruedas.
Frecuencia de obstáculos para sillas de ruedas
Impacto de obstáculos para sillas de ruedas
Los lineamientos de diseño recomiendan incluir una franja de servicio en las aceras para colocar allí los postes, basureros, letreros y demás mobiliario urbano.
Pero es triste y preocupante ver que ni cuando existen esos espacios, los gobiernos locales los utilizan adecuadamente y colocan estos postes y letreros donde más entorpecen la movilidad.
Un buen diseño urbano debe garantizar la accesibilidad para todas las personas, incluyendo aquellas que tienen restricciones de movilidad.
Pero, como lo afirma Marta Allué, no hay "personas con discapacidad" sino "ambientes discapacitantes".
Debemos entonces construir ciudades incluyentes y accesibles. Pues es necesario recordar que todos hemos tenido o tendremos dificultades para movernos en algún momento de nuestras vidas, sea por una condición de nacimiento, un accidente, o simplemente porque envejecemos.