Contrapunto
Aaron Copland, el músico más carismático de Estados Unidos
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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La simpatía de Copland por el comunismo conspiró en su brillante carrera musical.
Una descripción muy general, estilo Wikipedia, podría leerse así: Aaron Copland (1900-1990) fue un músico estadounidense de origen judío, que escribió música clásica y para cine y que tuvo una especial influencia del ruso Igor Stravinski (1882-1971).
Y casi todas las búsquedas en Internet coinciden en la descripción, incluso algunas biografías se centran en esos detalles, a lo cual se suma un hecho muy importante: estudió durante tres años en París con Nadia Boulanger.
Este dato de Boulanger en una biografía marca una enorme diferencia porque está considerada como la más grande compositora, pianista y organista del siglo XX, que influyó en la formación de un millar de músicos.
Pero vamos a lo más trascendente acerca de la vida de Copland, según el ensayo 'El ruido eterno', de Alex Ross.
Este investigador es el único que destaca la militancia política de Aaron Copland, en una época de posguerra, o mejor dicho en plena Guerra Fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos, a mediados del convulsionado siglo XX.
¿Militante del Partido Comunista? El músico se pasó varios años tratando de demostrar todo lo contrario, incluso su música fue vetada del programa solemne de investidura del presidente Dwight 'Ike' Eisenhower (1890-1969).
20 de enero, 1953, el Lincoln Portrait de Copland estaba programado para la posesión de Eisenhower, pero dos semanas antes del acto el congresista Fred Busbey "denunció la obra de Copland como propaganda comunista y exigió que se suprima del programa", dice la investigación de Ross.
El músico respondió en un comunicado: "Afirmo inequívocamente que no soy y nunca he sido comunista o miembro del Partido Comunista o de ninguna organización que defienda o promueva de cualquier modo el derrocamiento del Gobierno de Estados Unidos".
Unos años antes de ese incidente, en 1945, con la euforia en las calles por la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Copland se había ganado el premio Pulitzer por una de sus obras más aclamadas: Appalachian Spring o Primavera en los Apalaches.
Todo era euforia en el ámbito musical estadounidense que al fin se desprendía de la supremacía europea y generaba su propia música con Gershwin, Ives, Copland y un joven compositor de ópera que más tarde se dedicaría de lleno a la dirección orquestal: Leonard Bernstein.
En el Herald Tribune, rememora Ross, se afirmaba que "estamos produciendo prácticamente la mejor música del mundo".
La consagración definitiva vendría en 1946 con el estreno de la Tercera Sinfonía que, según Ross, fue "una puñalada intempestiva al sinfonismo heroico a la manera de Dmitri Shostakóvich". La obra fue calificada como "la más grande sinfonía estadounidense".
Volvamos una vez más al tema de la militancia comunista que le atribuye Ross.
Dice que en marzo de 1949, Aaron Copland cometió el error de asistir a la Conferencia Cultural y Científica para la Paz Mundial en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York. Ese episodio, anota el musicólogo, fue una de las grandes batallas propagandísticas de la Guerra Fría cultural.
La revista Life calificaba al compositor de "militante comunista" y los medios de entonces agregaban argumentos cada vez más ridículos por causa de su homosexualismo.
El FBI "estaba realizando purgas de homosexuales con la teoría de que (los músicos) constituían blancos fáciles para el chantaje soviético", se dice en 'El ruido eterno'.
Incluso, el 22 de mayo de 1953, se le ordenó comparecer a una comisión especial de investigación del Senado en Washington, para que explicara todo lo que tenía relación con su militancia izquierdista y su estadía de tres meses en París.
En la comparecencia fue tratado con amabilidad y, nuevamente, Copland negó todos los cargos sobre la militancia comunista que se le atribuía.
Aaron Copland fue también autor de algunos libros que, en la actualidad, son fuente de consulta para el estudio de la música culta:
- Qué escuchar en la música (1939).
- Nuestra nueva música (1941).
- Música e imaginación (1952).
Casi diez años después de su muerte se publicó la biografía 'Aaron Copland: la vida y obra de un hombre poco común', de Howard Pollack.