“Estoy a favor de la legalización de todas las drogas”
Pablo Cuvi es escritor, editor, sociólogo y periodista. Ha publicado numerosos libros sobre historia, política, arte, viajes, literatura y otros temas.
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Está claro que la declaración de guerra interna era una medida extrema pero indispensable que obtuvo el respaldo nacional. Y fue una suerte que el día del estallido criminal el presidente fuera Daniel Noboa y no Luisa o Lasso. Un creyente diría que Dios escribe recto con reglones torcidos...que incluyeron la muerte súbita.
Ahora, desde el 09/01, han surgido cientos de analistas de lo militar y lo económico, de la consulta, los impuestos y varios temas más, pero es sorprendente que todos eludan o nieguen de plano debatir sobre la única solución definitiva del problema. Me refiero a la legalización de las drogas, empezando por la marihuana y siguiendo con la cocaína.
El ejemplo más notable es el del presidente Noboa, quien hace énfasis en la cuestión militar y dice confiar “en que podemos ganar esta guerra”. No quiero sonar aguafiestas pero sería el primer caso en América luego de medio siglo de guerrear inútilmente contra el narco. El ‘modelo’ Bukele se aplicó contra las pandillas en un país muy pequeño y ahora tienen un gobierno autoritario de ultraderecha que atropella las libertades y se burla de los derechos democráticos.
Más aún, la trágica experiencia de México y Colombia nos enseña que la intervención militar por si sola no soluciona nada. Además, poner a los militares a custodiar las cárceles, los puertos y las calles los expone peligrosamente al billete de los narcos, a cometer abusos y jugar a la alta política.
Sí, tiene razón Noboa en proponer la Ley de Extinción de Dominio. Pero cuando le preguntan qué piensa de la legalización de las drogas, dice olímpicamente, sin ningún argumento, que “no es la solución”. Añade que la mejor alternativa será fortalecer los sistemas de salud y los servicios sociales. Pero esta generalidad no es una alternativa sino un complemento válido de cualquier política.
Oigamos mejor a dos expresidentes que adquirieron mucha experiencia en la guerra contra el narco durante sus administraciones y luego reconocieron la necesidad de cambiar de estrategia.
“Estoy a favor de la legalización de todas las drogas”declaraba paladinamente, hace tres años, el expresidente de México, Vicente Fox, de derecha, ranchero y exgerente de la Coca Cola; o sea, el non plus ultra del establishment. “Dejemos que el ciudadano decida por sí mismo. Los gobiernos no tienen derecho de imponerle conductas a un ciudadano. Por eso fuimos creados libres”.
También César Gaviria, luego de haberse desempeñado como presidente de Colombia y secretario de la OEA, en 2012 insistía en debatir la legalización, cambiando la óptica impuesta por Estados Unidos. La idea es que existe una alternativa a partir de que el consumo de drogas no sea tratado como un acto criminal sino como un problema de salud pública.
Acá, varios analistas insisten en que se debe combatir el gran poder económico del narco. Para golpearles en el bolsillo a ellos y a sus operadores políticos, Simón Pachano considera que “mientras no se legalice el uso de las drogas a nivel mundial” hay que obtener información “sobre la ruta del dinero”.
En esa dirección apunta el mentado proyecto de extinción de dominio, pero no podemos sentarnos a esperar que se legalicen las drogas algún día en el mundo entero. Hay que realizar ya varias cosas al mismo tiempo pues no hay golpe económico más letal para el narco que acabar con el negocio ilegal.
El problema es que Noboa no comparte el enfoque del consumo como un problema de salud pública pues rasgó ante las cámaras la tabla de consumo mínimo. Sí, era un acto populista para la galería: un experto comentó que pensar que la derogación de esa tabla –que de diversas formas existe en muchos países–, soluciona en algo el problema es como combatir la fiebre arrojando el termómetro a la basura.
Volviendo a Gaviria, cuando le reclamaban por qué no ejecutó durante su permanencia en la Casa de Nariño lo que ahora plantea, dijo que “uno puede cambiar”. Correcto. Ojalá que Noboa cambie ahora que tiene juventud y poder, y acepte discutir e impulsar la legalización considerando que países como Uruguay, Canadá y Portugal, y más de 20 estados gringos, han legalizado ya el uso recreativo de la marihuana.
Claro que la medida es impopular y habría que desarrollar una gran campaña de educación pues la gente tiene asociada droga con delito y está encantada con la mano dura. Pero las tanquetas no solucionan la infiltración del narco en todos los niveles de la economía, la política, la justicia y el aparato estatal, de las series de TV y la vida cotidiana. Solo la legalización puede cortar de raíz esa hidra que va copándolo todo. Es eso o la guerra sin fin.