El indiscreto encanto de la política
2021: la pandemia, sus enseñanzas y las reflexiones
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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Las guerras, las crisis económicas y las epidemias, generalmente, son fenómenos que cambian el curso de la historia.
Aunque en el mundo todavía se registran cifras récord de contagios diarios de Covid-19, el inicio de la vacunación nos da esperanza con respecto a una posible salida de la pandemia y, con ello, empiezan a emerger teorías que buscan predecir qué ocurrirá después.
Entre la gran mayoría de personas -salvo unos cuantos escépticos-, hay cierto consenso de que, para bien o para mal, el mundo después del Covid-19 será diferente al de ahora y al que conocimos antes de la pandemia.
Sin embargo, al empezar este 2021, es oportuno mirar hacia atrás y, entre el caos y la tristeza, escarbar para recuperar algunas valiosas lecciones que nos dejó el año anterior que, además, nos permitirán estar listos para enfrentar lo que se viene.
Hemos redefinido nuestra percepción de lo que es importante: apreciar lo que tenemos, comprar lo esencial, usar bien nuestro tiempo.
Nos hemos sensibilizado sobre lo frágil que es la vida y, con ello, comprendimos la necesidad de estar siempre preparados para lo peor, definiendo escenarios, así como planes para sobrellevarlos.
El confinamiento evidenció que la salud emocional es tan importante como la salud física, y que cultivar la resiliencia ya no es opcional.
También reafirmamos que nuestra vida es producto de la armonía de la naturaleza, y si -en vez de precautelar- rompemos este balance, estamos comprometiendo nuestra propia existencia.
De la experiencia de los gobiernos al enfrentar el coronavirus entendimos que no se pueden dar soluciones locales a problemas globales.
De nada sirve que Estados Unidos erradique el Covid-19 si México no lo hace, por ejemplo. Hoy, más que nunca, se requiere que los países -sin perder su identidad nacional- asuman un espíritu global.
Desde lo práctico, esto implica una legítima voluntad política para fortalecer a los organismos multilaterales, recuperar los esquemas de integración y desarrollar esquemas de cooperación global que nos permitan enfrentar crisis como estas, así como otros desafíos pendientes, como la pobreza, los problemas ambientales y el irrespeto a las libertades individuales.
La lucha definitiva es contra el olvido. Tanto en lo doméstico como en lo global, la evidencia histórica ratifica el proverbio de que "el hombre es el único animal que tropieza dos veces contra la misma piedra".
Mantener el recuerdo vivo de este 2020, hará que no cometamos los mismos errores y, por ende, que suframos los mismos horrores.