Con Criterio Liberal
El 2020 para la economía de Ecuador: Mal
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
Actualizada:
Cuando se acercan estas fechas se nos pregunta a los economistas por las 'perspectivas económicas' para el año entrante, más o menos con la misma convicción y argumentación con la que se pregunta al horóscopo o a la 'bruja' qué ocurrirá, si encontraré novio o si el bebé será niño o niña.
Lo que podemos decir es algo tan sencillo como que, si la economía ecuatoriana no pasa por cambios drásticos, la situación seguirá siendo muy regular. Y es que la estructura económica de Ecuador es incapaz de generar empleo o de atraer inversión que permitan un cambio a mediano plazo para vivir mejor, generar empleo y prosperidad.
Después de tres intentos aún está pendiente del veto presidencial la aprobación de una ley de reforma financiera, que básicamente ha consistido en un ejercicio de cabildeo generalizado, por la cual se han subido los impuestos a aquellos sectores que tienen menos poder político o de protesta (como los usuarios de bolsas de plástico o los de plataformas digitales, cerveza industrial...), y se los ha rebajado a quienes sí pueden organizar protestas (como los insumos para los tractores, productos lácteos, cerveza artesanal…).
El resultado final, paradójicamente porque la ley se llama 'Ley de simplicidad tributaria' no es, para nada, simplificar los tributos, sino conseguir arañar unos USD 600 millones previstos de más recaudación (ya será menos), y así cumplir, por las justas, con el FMI, para continuar con el plan de financiamiento acordado.
El año 2020 no será positivo para la economía de Ecuador, y no se lo digo porque sea capaz de predecir el futuro con cabalísticas fórmulas como pretenden hacerlo quienes predicen crecimientos con décimas de tanto por ciento, sino porque conozco el más simple sentido común.
En frase comúnmente atribuida a Einstein: “locura es pretender resultados diferentes haciendo siempre lo mismo”. Ecuador lleva desde el 2011 desacelerando su economía (salvo el súbito crecimiento del 3% de 2017 debido, sobre todo, a la deuda), pero aún no ha tomado las medidas estructurales que permitan revertir la situación. Así sea la tan necesaria reforma laboral, una real simplificación fiscal, una ley de atracción de inversiones que de garantías jurídicas, el equilibrio del presupuesto público, las concesiones mineras que permitan generar riqueza, o la incorporación a la Alianza del Pacífico...
Lo peor no es que aún no se haya hecho, es que ni siquiera hablamos lo suficiente de ello, y sí mucho de medidas coyunturales y propuestas impracticables.
¡Feliz año nuevo!