Los K-dramas, el placer culposo que conquista el mundo
¿Por qué no dejamos de ver series coreanas? Las producciones de ese país cautivan al público por varias razones.
Los actores Im Yoon-ah y Lee Jun-ho, protagonistas de 'King the Land', uno de los K-dramas más vistos del 2023.
Netflix
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Las series coreanas, conocidas como K-dramas, han arrasado en este 2023 como ha sido habitual en los últimos diez años. Cautivantes, detalladamente producidos, relativamente cortos y siempre atados a algún aspecto de la cultura de Corea del Sur, estos programas se volvieron imprescindibles en los catálogos de los servicios de streaming.
Por ejemplo, en Netflix, que los impulsa decididamente, siempre existe un K-drama entre las 10 series más vistas de Ecuador. Ahora mismo está triunfando 'King the Land', una comedia romántica con pinceladas de drama y crítica social que tiene atrapada a la audiencia que disfruta de los romances imposibles.
'King the Land' se vende como la acaramelada historia de un chico millonario, hijo del dueño de un hotel de lujo, que se enamora de una chica trabajadora. Pero, de fondo, ofrece una mirada al maltrato laboral, la poco amigable competencia entre compañeros de trabajo y la extrema rigidez de las jerarquías.
Aunque, si de relaciones complejas hablamos, tenemos 'La gloria', quizás el más inquietante de los K-dramas de este año. Ahí, se desarrolla una minuciosa y sádica venganza en contra de los compañeros que ejercieron un atroz acoso encontra de una niña en la escuela.
Lo que se ve en 'La gloria' hace que la estadounidense '13 razones' parezca apta para Plaza Sésamo.
Variedad de K-dramas
El término K-drama, en realidad, queda corto como concepto aglutinante, ya que los géneros de estos programas son variados. El romance es el tema mayoritario, pero también existen producciones de acción, suspenso, fantasía y también de corte histórico, llamado sageuk.
Y están los que se mezclan, como la sorprendente 'Mr. Queen', que cuenta las aventuras de un chef del siglo XXI que intercambia cuerpos con una joven monarca del siglo XVIII.
Todos, en mayor o menor medida, procuran ser originales, osados o sorpresivos en sus planteamientos. Por ejemplo, 'Aterrizaje de emergencia en tu corazón' muestra a una joven y adinerada surcoreana que accidentalmente acaba en la totalitaria Corea del Norte.
Otro ejemplo es 'El juego del calamar', serie que imagina un cruel juego de eliminación selectiva mientras lanza un severo alegato en contra de un mal profundo de Corea del Sur: las enormes deudas.
Sí, es verdad que esta serie se inspira en la novela japonesa 'Battle Royale', pero logra llevarla a la realidad surcoreana y sin apelar a un mundo distópico, sino que lo aterriza en la realidad.
El tema de las deudas y la presión también se aborda en 'Sabuesos', que muestra a dos jóvenes boxeadores y un prestamista de buen corazón que se unen para vencer a un chulquero malvado.
A veces, la imaginación es delirante. 'Nos vemos en mi vida 19' nos muestra a una protagonista con la habilidad de recordar todas sus vidas pasadas. En 'La buena mala madre', un fiscal sufre un accidente y pasa a tener la mente de un niño, por lo que debe reconectarse con su madre para curarse.
Y las palmas de la premisa desbordante son para '¿Cómo desbloquear a mi jefe?', en que el espíritu de un ejecutivo queda atrapado en un celular, cuyo portador debe ayudar a dicho espectro a descubrir quién le quitó la vida.
Otros ingredientes del éxito
Además de la calidad de la historia y de la referencia social a Corea del Sur, los K-dramas tienen otras características que dan sazón a la fórmula:
- Producción de alta calidad. Los K-dramas suelen exhibir una cinematografía impresionante, actuaciones sólidas y efectos visuales avanzados para la pantalla chica.
- El K-pop. Los K-dramas incluyen canciones de los idols de ese país e incluso algunos cantantes protagonizan las series.
- El turismo. Los K-dramas enfatizan mucho en los lugares turísticos de Corea del Sur y en su gastronomía, además de aspectos culturales. Con solo ver un puñado de K-dramas, ¡ya sabemos más de la Isla Jeju que de las Galápagos!
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