Cada año el Parque Nacional Galápagos recibe hasta 90 voluntarios
La mayoría de voluntarios en Galápagos son jóvenes provenientes de todo el mundo y que cursan ramas afines a la conservación ambiental. Muchos están por terminar su tesis de grado.
Guardaparques y voluntarios del Parque Nacional Galápagos midiendo a una tortuga marina, en la isla Isabela.
Parque Nacional Galápagos
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Desde 2004, el Parque Nacional Galápagos mantiene su programa para recibir colaboradores voluntarios. Se trata de personas nacionales, internacionales y locales que pueden aplicar para formar parte de las expediciones y labores de investigación en las islas.
La mayoría son jóvenes estudiantes de carreras afines a la conservación, como Biología o incluso guías turísticos. Para esta posición también llegan solicitudes de profesionales que están a punto de culminar su tesis de grado.
Pese a que este 'trabajo' no recibe ninguna remuneración, la principal motivación de los voluntarios del Parque Nacional Galápagos es el amor a la naturaleza y la ciencia.
Es una posición codiciada, según explica Danny Rueda, director del Parque, puesto que si bien reciben miles de aplicaciones, cada año aceptan entre 70 u 90 voluntarios.
"Los voluntarios juega un papel fundamental para las islas, ellos junto a los guardaparques son los protectores del lugar", señala Rueda.
Según indica Rueda, a los voluntarios se les da un entrenamiento previo a la actividad, "ya que se les asigna tareas como si fueran guardaparques. En el campo levantan información oficial que nos sirve para boletines, comunicaciones y publicaciones científicas".
Por lo general, los estudiantes llegan a una casa común facilitada por el Parque, que también solventa las movilizaciones en las islas, pero el resto de gastos como la comida es costeado por cada voluntario.
Monitoreo de tortugas, el trabajo más esperado
Si bien dentro del Parque los voluntarios trabajan en actividades variadas, las más "interesantes y solicitadas" son el monitoreo de tortugas marinas y terrestres.
"Las tortugas son nuestra especie ícono y dentro de los centros de crianza, los voluntarios junto a los guardaparques las alimentan, limpian, pesan y miden", explica Rueda.
Además de estar en los centros de crianza, también monitorean el anidamiento de las tortugas marinas en playas.
En 2020, Israel Toledo, de 25 años, estuvo dos meses en Galápagos y se desempeñó como voluntario en el monitoreo de tortugas marinas en la isla Isabela.
Toledo expresa que la experiencia fue enriquecedora y única, y que por eso decidió volver en 2022.
"El trabajo de monitoreo de tortugas fue fuerte, salíamos en las noches por cinco o seis horas, pero vale la pena porque se puede ver estrellas fugaces y bioluminiscencia en el mar", recuerda Toledo, quien fue guía turístico en la Amazonía.
Sin duda, lo más importante para el voluntario fue marcar a las tortugas y tener un contacto directo con los animales, "eso no lo vives en cualquier lado, no se puede pagar un tour para algo así".
Actualmente, Toledo trabaja en las áreas de visita turística y su labor es controlar las acciones de los visitantes "para conservar este lugar único en el mundo".
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