Nuevo fármaco contra el alzhéimer da esperanzas, pero no en Ecuador
El primer fármaco del mundo, que promete retrasar el deterioro ocasionado por el alzhéimer, cuesta USD 26.500 al año en Estados Unidos.
Imagen referencial. Una mujer que padece alzhéimer de espaldas en su vivienda, el 9 de mayo de 2023.
CLEMENT MAHOUDEAU / AFP
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Con la aprobación completa de la agencia estadounidense de medicamentos, FDA, el fármaco Leqembi se convierte en el primer tratamiento del mundo que ha probado retrasar el deterioro cognitivo en adultos con alzhéimer.
Clínicamente, el Mal de Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Sus síntomas se desarrollan lentamente, y son tan graves que interfieren en actividades cotidianas como comer e ir al baño.
El nuevo fármaco, elaborado por los laboratorios Eisai y Biogen, ya había ganado una aceptación de emergencia o parcial en enero, cuando la FDA comprobó su habilidad para reducir la proteína beta amiloide. Este es un biomarcador del alzhéimer, que se asocia con la progresión de la patología.
Tras la nueva decisión en Estados Unidos, el medicamento estará disponible para todos los pacientes a través del servicio estatal Medicaid, o privadamente, pero a un costo de USD 26.500 por año.
¿Cuándo podría llegar a Ecuador? “Lo veo difícil y a ese costo es impagable”, dice la psiquiatra Julieta Sagñay, quien trata entre dos a tres pacientes diarios con alzhéimer en su consulta privada en Guayaquil.
Para la especialista, hay pocos esperanzas de que un fármaco tan especializado y caro se utilice en el país, puesto que ni siquiera los que se recetan localmente están incluidos en el Cuadro Básico de Medicamentos.
Este listado es elaborado por el Ministerio de Salud Pública (MSP) y contiene más de 600 medicamentos, según su última revisión en 2022.
Por años, los profesionales médicos, como Sagñay, han criticado que el documento está desactualizado y no incluye terapias de vanguardia para enfermedades catastróficas.
Una enfermedad cara
Según un informe de la Asociación Internacional de Alzhéimer, el gasto mundial de la patología para los estados se estima en USD 604 millones al año.
Y son costos que seguirán aumentando, a medida que la población envejece y hay más pacientes.
En 2019 se registraban 55 millones de personas con algún tipo de demencia en el mundo, incluyendo alzhéimer. Para 2050 habrá 139 millones de pacientes, señaló la asociación internacional.
Es una enfermedad cara, porque los pacientes requieres de medicamentos para controlar los síntomas asociados a la enfermedad, como la irritabilidad, la depresión o problemas del funcionamiento del cerebro.
La galantamina, la rivastigmina y el donepezilo son algunos de los fármacos inhibidores que se prescriben en el mundo y en Ecuador.
Pero una receta de estos medicamentos especializados cuesta USD 200 al mes en el país.
Al no estar incluidos en el cuadro básico del MSP, el paciente debe pagarlos de su propio bolsillo, o el de sus familiares.
Y la patología se vuelve más cara por los cuidados adicionales, como los tratamientos a las enfermedades respiratorias y musculares derivadas del alzhéimer.
“El paciente no muere por alzhéimer, sino por las enfermedades asociadas a esta patología”, dice la psiquiatra Sagñay.
La cuenta sigue creciendo por las terapias psiquiátricas y los pagos a un cuidador, quien casi siempre “lleva la peor parte porque tiene que aguantar los gritos y hasta golpes del enfermo”.
Debido a estos abultados gastos, “muchos abandonan los tratamientos al cabo de unos meses y los enfermos terminan postrados en una cama, lo que empeora su situación”, agrega la especialista.
Cómo actúa Leqembi
El panel de la FDA que aprobó Leqembi calificó al medicamento como “robusto, consistente y significante”.
Pero también pidió colocar una etiqueta negra con la advertencia de que su uso tiene efectos secundarios severos, como hemorragias cerebrales y otras emergencias.
En los pacientes con una doble mutación genética vinculada al alzhéimer, llamada APOE4, los médicos deben evaluar si el riesgo adicional compensa su deseo de un medicamento que no es la cura para la enfermedad.
Leqembi no acaba con la patología, solo ralentiza el deterioro y de forma modesta. Además, se usa en pacientes con estadios temprano de alzhéimer, algo que según Sagñay es complicado de diagnosticar.
“Hay muchos tipos de demencia y solo sabemos si realmente se trató de alzhéimer cuando el paciente muere y se puede estudiar su cerebro”.
Julieta Sagñay, psiquiatra guayaquileña.
Leqembi se administra mediante infusiones intravenosas, y en un consultorio médico cada dos semanas, y por 18 largos meses, o de por vida.
En este tiempo, según los estudios clínicos realizados, habrá pacientes que no experimenten ningún cambio significativo.
Y a otros les dará tiempo de gracia para seguir haciendo actividades sin ayuda, como firmar un cheque, vestirse por su cuenta o estar presente en el cumpleaños de un ser querido.
Un estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine concluyó que el retraso de los signos clínicos de la enfermedad fue de 27%, luego de usar el fármaco.
Es decir, a ninguno de los enfermos, Leqembi les mejorará la memoria o detendrá el alzhéimer por completo.
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