'Telepathy': ¿Qué es y cómo funciona el chip cerebral de Musk?
Elon Musk no pierde tiempo y su empresa Neuralink está realizando un experimento en humanos con un pequeño chip cerebral, que permite 'hablar' directamente con las computadoras.
Vista frontal del chip cerebral de la empresa Neuralink, de propiedad de Elon Musk.
Captura de pantalla
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Fue presentado por Elon Musk como un gran paso para la humanidad. El 29 de enero, la empresa Neuralink logró implantar su primer chip cerebral en un ser humano, como parte de la fase experimental de un dispositivo que aspira llegar al mercado.
Musk probó el implante, llamado 'Telepathy', en una persona apenas nueve meses después de recibir el permiso de la agencia federal de Administración de Fármacos y Alimentos (FDA). Esta autorización le permite al magnate y CEO de Tesla realizar experimentos con seres humanos, a los cuales recluta a través del portal web de la empresa.
Pero ¿hasta qué punto es un avance tecnológico? y, lo más importante, ¿qué supone para la humanidad?
Lo primero que debe saber es que Neuralink es otra de las empresas de Musk. Fue fundada en 2016, con miras a centrarse en proyectos de inteligencia artificial, aunque ahora se mueve más hacia la neurotecnología.
Musk confirmó que ya se ha hecho la primera intervención. Desde su cuenta de la red social X, el multimillonario explicó que la función del chip será "leer" la actividad neuronal y ayudar a restaurar funciones cerebrales. De allí que los primeros experimentos se realicen con personas que padecen esclerosis lateral amiotrófica u otra patología neurológica severa.
Pero como Musk siempre está a la vanguardia, hay más. El chip cerebral de Neuralink apunta a que el usuario, y no necesariamente un paciente o enfermo, se pueda conectar a Internet, hacer una llamada, revisar su 'smartphone' con tal solo pensarlo.
Esto sería posible porque el implante podrá interpretar la actividad de las neuronas de quien lo tenga en su cerebro.
No es un chip, son electrodos
"En realidad, lo que ha implantado no es un chip exactamente, sino un array de electrodos, comunicados a un sistema inalámbrico, que son capaces de emitir las señales de las neuronas que están registrando", explicó el vicepresidente del Consejo Europeo del Cerebro y director del Centro Internacional de Neurociencias Cajal (CNIC-CSIC), Juan Lerma.
Esto es algo que se está haciendo en investigación básica con animales desde hace tiempo "y sin mayor problema".
De hecho, también se ha hecho en la corteza cerebral de humanos, con implantes de unos 64 electrodos más o menos.
Algunos grupos de investigación han conseguido implantar un zócalo en la corteza de un humano que, a través de cables, se conectaban a un computador, que registraba o detectaba la actividad neuronal.
Se ha hecho en pacientes cuadriplégicos, como Keith Thomas, un hombre de EE.UU., a quien le implantaron un microchip en marzo de 2023 para que pueda mover sus manos y 'sentir'.
"La diferencia es que ahora, Neuralink lo ha hecho sin cables, con una tecnología más refinada", dice el neurocientífico.
La directora del Laboratorio de Circuitos Neuronales del Instituto Cajal del CSIC, Liset Menéndez de la Prida, hace la misma advertencia: "Lo que ha conseguido Musk no es nuevo. Hay otras empresas que lo hacen y son líderes en el sector de los implantes".
¿Cuál es la gran novedad?
Lo que sí es nuevo es que el implante de Neuralink permite leer una actividad neuronal gracias a un gran número de canales.
Tiene un total de 1.024 electrodos, y es un dispositivo muy pequeño y prácticamente no invasivo. Es hasta un equipo considerado 'elegante' y atractivo para la venta.
Es del tamaño de una moneda de USD 0,25 y que gracias a una tecnología inalámbrica permite transmitir la señal en tiempo real.
Pero más allá de estas innovaciones puntuales, los implantes cerebrales son algo que ya se usa y que laboratorios y empresas de todo el mundo.
Se desarrollan con el objetivo de emplear esas tecnologías para leer la actividad neuronal y poder intervenir, por ejemplo, en personas con crisis epilépticas, para tratar problemas de movilidad o como tratamiento para las personas con enfermedad de Parkinson.
"Todo esto ya lo hacen empresas del sector como Blackrock Neurotech o Synchron, que compiten con Neuralink porque, al final, estos desarrollos forman parte de una carrera por hacerse con el mercado de la neurotecnología", concluye la investigadora del CSIC, Liset Menéndez de la Prida.
Para leer la mente
Hasta ahora, los implantes cerebrales se han desarrollado en una sola dirección: desde el cerebro hacia el exterior, generalmente es una computadora que procesa las señales.
Pero el proyecto de Neuralink aspira a poder trasladar información también en la otra dirección, es decir, hacia el cerebro.
Sobre este punto, Juan Lerma aclara que esta parte también se ha hecho ya, en monos: "Utilizar la tecnología para estimular el cerebro sin que los sentidos hayan intervenido, también se ha hecho, no es nuevo ni revolucionario".
En cualquier caso, la posibilidad de que en un futuro "no tan lejano como creemos" sea posible comunicarse con el cerebro para extraer información y para introducirla y dar órdenes es algo que habría que plantearse; ya porque conlleva problemas éticos.
"La velocidad a la que esta tecnología está avanzando es muy alta, y dentro de poco habrá que abrir el melón de los neuroderechos", advierte Lerma.
En ese sentido, Liset Menéndez de la Prida opina que el objetivo anunciado de Neuralink de "leer" el cerebro y también "escribirlo", implica la capacidad de controlarlo.
Y esto nuevamente es algo que "ya se podría hacer", pero la cuestión es si es ético hacerlo en humanos.
En todo caso, Musk no está inventando algo realmente nuevo, aunque sí tiene todo un engranaje de marketing detrás para venderlo bien y ganar dinero.
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