Microplásticos se cuelan en el torrente sanguíneo humano
Los microplásticos se han encontrado en lugares recónditos del planeta y un reciente estudio demuestra por primera vez que también pueden hallarse en el torrente sanguíneo de personas.
Una activista de Más Galápagos muestra los microplásticos recogidos en el mar, en medio de varios desechos encontrados por los pescadores en Galápagos, el 18 de noviembre de 2020.
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Las responsables de este nuevo trabajo sobre los microplásticos son las investigadoras Heather Leslie y Marja Lamoree, de la Universidad Libre de Ámsterdam. Ambas constataron que minúsculos trozos de plástico pueden ser absorbidos por el torrente sanguíneo humano.
Es decir, que los microplásticos ya no solo están en lugares lejanos como el Círculo Polar Ártico o el Everest, o en el estómago de tiburones o pingüinos, sino también en la sangre.
Los resultados forman parte del proyecto Immunoplast y se publican en la revista científica Environment International.
Para llegar a sus conclusiones, el equipo investigador desarrolló un método analítico, que analizó el nivel de trazas de partículas micro y nanoplásticas en la sangre humana.
El método se aplicó a la sangre de 22 donantes anónimos y detectó la presencia de cinco polímeros diferentes.
Una cucharadita de microplásticos
Según el análisis, el 75% de los sujetos analizados tenían plásticos en la sangre. Esta investigación es la primera en demostrar que las partículas de plástico pueden acabar en el torrente sanguíneo humano.
Además, la investigación actual demuestra que las personas absorben microplásticos de su entorno en su vida cotidiana y que las cantidades son medibles en su sangre.
La concentración global de partículas de plástico en la sangre de los 22 donantes ascendía a una media de 1,6 microgramos por mililitro. Esto es comparable a una cucharadita de plástico en 1.000 litros de agua o 10 bañeras grandes.
El tereftalato de polietileno (PET), el polietileno y los polímeros de estireno fueron los tipos de plástico más comunes encontrados en las muestras de sangre.
Posible amenaza
El siguiente paso es conocer la posible facilidad con la que estas partículas pasan del torrente sanguíneo a los tejidos, por ejemplo en órganos como el cerebro.
"Ahora hemos demostrado que nuestro torrente sanguíneo, nuestro río de la vida por así decirlo, tiene plástico".
Heather Leslie, investigadora.
La investigadora Marja Lamoree añade: "estos datos deben ampliarse para conocer la extensión de la contaminación por plástico en el cuerpo de los humanos".
"Con este conocimiento podremos determinar si la exposición a las partículas supone una amenaza para la salud pública", agrega.
La nueva investigación ha sido financiada por la ONG internacional Common Seas y el programa ZonMw Microplásticos y Salud.
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