¿Cómo los influencers se han convertido en un atractivo señuelo para las estafas virtuales?

Hannah Shaw es popularmente conocida en las redes sociales como la “Dama Gatita”: su pseudónimo se debe a que en sus videos enseña a las personas cuáles son los cuidados adecuados para los gatos recién nacidos. Gracias a sus millones de seguidores, recaudó importantes cifras para ayudar a rescate de estos animales y a refugios. Viendo en la popularidad de Shaw, los ciberdelincuentes lograron apoderarse de su cuenta comercial de Meta. Luego, los hackers fingieron un podcast con Shaw y una entrevista por Zoom, donde la pidieron acceso a la configuración de Facebook Live con la excusa de generar ingresos para ella. En ese momento, los ciberatacantes tomaron poder de la cuenta en calidad de administrador, dejando limpia la página. Y la sustituyeron con enlases falsos y maliciosos, para atrapar a los seguidores de Shaw.

En el universo de los influencers existe un subgrupo llamado 'Fininfluencers', y dedicados a dar asesoría financiero y consejos a sus seguidores. En este caso, los cibercriminales, y también valiéndose de la ingeniería social para lograr su cometido, ofrecían una falsa oportunidad laboral para que los finfluencers se conviertan en embajadores de una marca y promocionen los productos de la misma. Pero una vez que lograban burlar la seguridad de las cuentas de estos influencers, los hackers no solo les robaban datos personales y bancarios, sino también las de sus seguidores.

Finalmente, la suplantación de identidad de los influencers es una de las técnicas más utilizadas para atacar a los seguidores. Es normal que los influencers lancen sorteos, los cuales generan un alto nivel de interacción. Allí entran en juego los ciberdelincuentes, quienes crean una cuenta duplicada del famoso y desde este sitio contactan a los usuarios informando que han sido ganadores de algún sorteo. El objetivo es acceder a la información personal y financiera de sus víctimas.