Así 'rodó' el rock de Luis Rueda en el Teatro Centro de Arte
El músico ecuatoriano Lucho Rueda se tomó la sala experimental del Teatro Centro de Arte de Guayaquil para celebrar sus 37 años de puro rock and roll.
El músico Luis Rueda, en un concierto en el Teatro Centro de Arte de Guayaquil, el 30 de mayo de 2024.
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Luis Rueda (Quito-1973) es una máquina que ruge, un encantador de serpientes, un rockero de marras. Así lo demostró la noche del 30 de mayo, cuando cautivó por casi cuatro horas a la noble audiencia en la sala experimental del Teatro Centro de Arte de Guayaquil.
El 'Hombre de las 100 canciones' saltó 'al ruedo' a las 20:30 para celebrar sus 37 años de trayectoria musical como se debe, con 37 canciones y sus panas de siempre, desde SAK y La Trifullka hasta Luis Rueda y los Riochickens.
Sin preámbulos, los potentes riffs de 'Todo Rueda' retumbaron en la sala de casi 200 asistentes, que movían eufóricos sus cabezas mientras recibían la ráfaga sonora de Rueda, Kike Romero, Johnky Villamar, en el bajo; y Matías Brito, en la batería.
"Bien puedes ser la roca o también ser el camino / puedes mostrar tu miedo o pelar bien tu colmillo / mientras no te represente lo que hay en tu bolsillo / si la vida es una tuerca, hoy seremos el tornillo", vociferaba Lucho Rueda, fresco y entregado al público.
La euforia siguió con Empedernido, Incertidumbre por Certeza -con Manuel Manzo-, Tampoco Tan Poco, Los Planes que no Cedieron, Tu Flow es Feo (no apto para reguetoneros "que usan los estadios como establos") y Asciéndeme a Marido, con la imagen de Aladino en el fondo.
Y llegó el momento acústico de la mano del legendario Pepe Luna en la guitarra, junto a quien interpretó el pasillo De Bajada en Embajada, lo que le dio un toque íntimo al concierto.
Pero la sorpresa de la noche ocurrió cuando Rueda se puso al piano para interpretar Profusa decepción y la balada Transparente.
De pronto, el artista invitó a su hija Lucy, quien llegó de Argentina, a que se sentara junto a él para cantarle Veintiuno de Febrero, dedicado ella, mientras los fans lo rodeaban con sus teléfonos celulares para registrar el momento.
Sin embargo, el rock tenía que continuar y Rueda, sin tapujos, soltó Mi viuda feliz, Aires nuevos y el hit Velo de Maya. A modo de interludio, los recordados Prime Ministers tomaron la batuta con Take it Back y Smoking Monkeys, mientras Rueda se cambiaba tras bastidores.
Luego vino el momento de recordar viejos tiempos con SAK (Raúl Rueda en el bajo, Víctor Chiriboga en la guitarra y Ernesto Lamilla en la batería), la primera banda de Rueda, que arrancó con El rock nunca va a perecer, seguido de Buitres de la ciudad y Mi dulce adicción.
Hasta que llegó el turno de La Trifullka (Raúl Rueda, Xavier von Buchwald y Cristian Freire), cuando todo se descontroló alrededor del pogo que se movía al son de éxitos como El arca rota, Amor frío, La Diablera y el hit Los maestros del amor (inmortalizada como Pelo Quinto), en el que un Rueda extasiado se recostó en el escenario.
"Hablan tanto de mujeres y no sé por qué ninguno tiene novia", coreaban los presentes.
Es que La Trifullka tiene un significado especial para el rock nacional, ya que fue la primera banda ecuatoriana en tocar en el festival internacional Rock al Parque, en Colombia, en 1997.
Finalmente, cerca de la medianoche y cuando todo parecía ya una reunión de amigos, con El feroz tren expreso, el roquero se desarmó con temas como El regalo, Motorcillo irracional, Puertas de Oro y Crimen Exquisito.
La noche terminó con La mala reputación, con la que el "prócer del rock guayaquileño" se despidió de su público fiel a su estilo: A guitarrazo limpio y brindando con su cerveza artesanal Todo Rueda.
Lo hizo prometiendo volver a tocar pronto, aunque la gente no tolere que siga en su revolución: "¡Viva mi mala reputación!".
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