El cocinero y la promoción del turismo
No hay campaña relacionada con el turismo que no cuente con cocineros mostrando al extraño las virtudes de la cocina local.
Stand de Ecuador en la Fitur Madrid 2023.
Ministerio de Turismo
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La gastronomía es una de las disciplinas más dinámicas del momento y la carrera de cocina está entre las más prestigiadas del panorama social.
En otro tiempo se miraban con admiración otras profesiones. La sociedad rodeaba figuras como las del neurocirujano, el investigador o el piloto aéreo con un halo que combinaba prestigio y admiración.
Vivimos el tiempo de cocineros, músicos, programadores, cirujanos plásticos y rentistas de redes sociales. Importa poco si hiciste un paseo espacial o descubriste una vacuna que salvará vidas, pero nos enganchamos al televisor para ver como cocina un grupo de extravagantes a los que decimos famosos.
El éxito convierte al cocinero en una estrella mediática. No importa tanto qué cocina y cómo lo haga como su lugar en guías, listas o rankings. Pocos se preguntan quién decidió posicionarle en unas y otras ni por qué lo hizo.
Significa más quién dicen que eres que lo hecho para merecerlo. A menudo interesa menos la calidad de tu cocina que tu habilidad para vender tu imagen.
El restaurante solo es una parte, y no la más grande, de lo que llamamos gastronomía. Hay, por ejemplo, muchos más productores que cocineros.
En este contexto, el cocinero exitoso es un activo de primera línea en la promoción del turismo. Lo saben los responsables de la administración que cada día recurren a ellos.
No hay campaña relacionada con el turismo que no cuente con cocineros mostrando al extraño las virtudes de la cocina local.
Los habrá, seguro, en el stand que Turismo de Ecuador tendrá en Fitur, del mismo modo que habrá cocineros en los espacios contratados por las oficinas de turismo de Quito y Guayaquil en Madrid Fusión.
No suelen recurrir a cocineros estrella, pero empiezan a ser profesionales de buen nivel y con reputación local. En eso dieron un paso adelante.
Las administraciones locales y nacionales hacen hoy un gran esfuerzo económico en la
promoción turística. Contratan stand en grandes ferias y pagan tarifas elevadas para
mostrar su gracia.
El stand es el primer gasto. Después está la decoración, la agencia de comunicación que lo promociona -se invierte más en la promoción en el propio Ecuador para obtener réditos políticos, que en el exterior-, la productora del video promocional… Todo se paga.
El único que no cobra es el cocinero. Damos por supuesto que tiene una obligación con el país o la ciudad. También la tienen las otras empresas implicadas, pero cobran por su trabajo.
A veces -sucedió en Bogotá hace dos años-, el cocinero queda tan desasistido que acaba pagando su hotel. No importa: tienen una obligación con la ciudad.
El restaurante también es un negocio que en buena medida depende de la presencia del propietario al frente, y hay que compensarle por las consecuencias de la ausencia, del mismo modo que se le debe pagar por su trabajo.
Ningún funcionario asiste a una feria si no recibe viáticos. ¿Qué les hace pensar que los profesionales de cocina que van a convocar al público son diferentes a ellos?
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