Falleció el pintor guayaquileño Félix Aráuz, dejando un legado de colores y formas
Se confirmó el fallecimiento del pintor guayaquileño Félix Aráuz, un referente artístico en Ecuador. Tenía 88 años.
El pintor Félix Aráuz falleció a sus 88 años. Estaba por cumplir 89 en mayo próximo.
Facebook / Maestro Aráuz
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Este martes se confirmó la muerte del pintor guayaquileño Félix Aráuz, a sus 88 años, un referente del arte ecuatoriano.
Su nieta, Daniela Aráuz, informó sobre la velación del cuerpo del Maestro Aráuz.
Fecha, lugar y horarios:
Jardines de la Esperanza, en Guayaquil (av. Felipe Pezo y av. Del Santuario).
Habitación La Paz, desde las 13:00 de este miércoles 28 de febrero hasta las 13:00 del jueves 29 de febrero.
Vida artística del Maestro Aráuz
El Maestro Aráuz nació en Guayaquil el 2 de mayo de 1935 y desde muy temprano se unió y destacó en el círculo de artistas nacionales.
"Tuvo como profesores, entre otros, a maestros de la talla de César Andrade Faini y Alfredo Palacio. (...) asimila la influencia pictórica de Miranda, Tábara y Michaelson, e irrumpe violentamente en colores y formas cuestionadas, dejando a un lado las viejas composiciones y apresando con desesperación las figuras humanas que lo conmueven", detalla la 'Enciclopedia del Ecuador' en un capítulo dedicado al pintor Félix Aráuz.
La misma publicación detalla algunos de los premios obtenido por el Maestro Aráuz a lo largo de su carrera:
- Primeros y segundos premios en los Salones de Octubre y Julio de los años 71, 72 y 75
- 'Medalla de Oro al Mérito Artístico' en 1981, otorgada por la Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil.
- 'Pincel de Oro' por sus más de 40 años de trabajo creativo, otorgado por la Asociación Cultural Las Peñas.
"El lenguaje plástico del aventajado estudiante popular y acusador, punzante, dolido y místico; sus figuras pintadas con trazos de colores melancólicos evocan seres deprimidos, que se estiran y encorvan. Esa retórica lleva a Aráuz a la máxima libertad pictórica, sustentada en el existencialismo ideológico y en una verdad que no era sino el cimiento cósico de la obra, es decir, la materia".
Inés Flores, Revista Diners 176, enero / 97
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