Bienal de Cuenca, con el reto de llevar el arte al 'ciudadano común'
Es uno de los eventos culturales más importantes del país; sin embargo, la Bienal de Cuenca mantiene el reto de atraer visitantes por fuera de los círculos artísticos.
Instalación artística de Teresa Margolles, donde los visitantes juegan ping pong, en la Bienal de Cuenca.
Cortesía de la Fundación Bienal de Cuenca
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En diciembre pasado se inauguró la Bienal de Cuenca y hasta mediados de enero ya supera los 30 mil visitantes, una cifra récord ante ediciones pasadas.
Esto se debe, dice el director de la Bienal Hernán Pacurucu, a la apertura y liberación de las muestras artísticas.
"Queremos ser una Bienal de puertas abiertas", dice el curador y gestor cultural que asumió la dirección en junio del 2022.
Organizar una Bienal en seis meses parecía imposible, pero junto con la coordinación técnica de Fernanda Chica Durán, 14 empleados de planta en la Fundación Bienal de Cuenca y alrededor de 30 personas más, lo están logrando con éxito.
La decimosexta edición de la Bienal de Cuenca presenta una selección de 29 proyectos artísticos de creadores procedentes de 18 países, reunidos por el curador hispano-argentino Ferran Barenblit.
Bajo el lema 'Quizá mañana', el evento estará hasta el 8 de marzo de 2024. Su propósito es reflexionar sobre la democracia y los conflictos del presente, con especial énfasis en Latinoamérica.
Sin embargo, las actividades culturales relacionadas a la Bienal se mantendrán durante todo el año, asegura la nueva administración.
Libre acceso e inclusión
Hernán y Fernanda detallan con orgullo y alegría los cambios que se están viviendo en la Bienal de Cuenca de este año:
Inauguración de acceso libre (y no solo con invitación como ediciones pasadas), muestras paralelas en diferentes sedes, apoyo y "oficialización" de actividades de arte de iniciativa independiente y entrada gratuita a las exposiciones.
Además, resaltan las gestiones para obtener mayor representación de artistas ecuatorianos y apoyos privados para residencias en otros países y premios que apoyen el arte local.
"Queremos llevar el arte al ciudadano común. Generar pensamiento estético. Mantenemos una serie de proyectos y procesos para que el ciudadano se enganche con el arte, con la Bienal, que la sienta propia", comenta Hernán.
Como anécdota, relata que conversaron con uno de los vecinos de la sede principal de la Bienal y este les dijo que no sabía qué pasaba ahí. Es decir, durante las quince ediciones pasadas, él no conoció nada sobre este evento.
Esta vez, el señor fue invitado a la inauguración y ahora es un fiel visitante de las exposiciones y eventos.
"Estamos trabajando para integrar al barrio, a la ciudad y seguiremos trabajando para que todo el país se sume. Que no sea solo un evento de artistas y grupos, sino de todos", dice el actual director de la Bienal.
Después de marzo, la Bienal sigue
"La Bienal no es solo un evento cada dos años. Tendremos actividades todo el tiempo", resalta Fernanda.
Cuando la edición XVI se clausure el 8 de marzo, la Bienal de Cuenca continuará colaborando con artistas locales y nacionales.
"Se les brindará apoyo para exhibir sus obras en la Casa Bienal y en diversos museos y galerías de Cuenca, Quito y Guayaquil como parte de la campaña 'Bienal de Puertas Abiertas'", detalla un comunicado oficial de la Fundación Bienal de Cuenca.
La organización adelanta que está trabajando en un videojuego que podrá instalarse en los celulares de los adolescentes, cuya temática estará relacionada al arte, por supuesto.
El arte en "tiempos difíciles"
La Fundación Bienal de Cuenca se sostiene con aporte de la Alcaldía de Cuenca, embajadas y patrocinadores privados.
Así mantienen un presupuesto anual de USD 700 mil, que se diluyen entre pago de nómina, servicios básicos de las sedes, premios a los artistas ganadores y más gestiones.
Buscan el apoyo del Gobierno central, entre otras entidades, para que este presupuesto llegue a USD 1 millón y convertir a la Bienal de Cuenca en un referente latinoamericano.
Ante la situación del país, Hernán Pacurucu no se asusta. Con su larga experiencia como gestor cultural sabe que obtener recursos no es fácil, pero su convicción por la utilidad del arte en la sociedad lo mantiene firme en sus propósitos.
"El arte es la catarsis de la sociedad. El arte está vivo y reverdece. El arte es necesario para hacer mejores seres humanos", concluye.
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