Disney: sus 10 películas más influyentes de todos los tiempos

Obra maestra por donde se la mire, todo funciona correctamente en esta historia de una modesta pero profunda joven que acepta estar cautiva de un monstruo para salvar a su padre. Desde la música de Alan Menken hasta la técnica, que ya mezclaba la animación tradicional con la computarizada, la película marcó un altísimo estándar para las siguientes producciones. Escena imborrable: el baile de Bella y la Bestia mientras la tetera Potts canta: "Algo allí cambió en su corazón".

Si Shakespeeare hubiera visto esta película, habría aplaudido este relato inspirado en sus obras, sobre todo por la mezcla de tragedia y lucha por el poder. Pero esta historia de un cachorro que huye de su pasado y recobra el valor para enfrentarlo también está llena de ternura, humor, carisma y, por supuesto, de canciones invencibles. Escena imborrable: cuando un atribulado Simba, ya adulto y golpeado por la nostalgia, alza la mirada y descubre a su padre en las estrellas.

El primer largometraje de Disney sentó las bases de la animación sonora y a color, dos hitos que, de por sí, le dan a esta película un carácter histórico. Su éxito en taquilla salvó a Disney de la quiebra. Escena imborrable (y polémica): hoy se cuestiona si el beso del Príncipe fue pertinente, pero en realidad se lo dio a una mujer que todos creían muerta, así que era un poco difícil pedirle permiso.

El éxito fue arrollador en cines, premios, juguetes y reproducciones de la canción 'Let It Go'. Prácticamente, no había niña que no cantara "libre soy, libre soy". Demostró que las princesas de Disney están lejos de agotarse, pero Olaf también se ganó el corazón de todos con su inocente mirada. Escena imborrable: cuando Elsa construyó su palacio de hielo mientras proclama su libertad.

Esta película era el sueño de todo libretista de Broadway, con canciones impactantes y una historia que salta de forma brillante del humor al romance y a la conspiración. Es imposible no apoyar a Ariel, empeñada en salir del mar y descubrir un nuevo mundo. Escena imborrable: cuando Sebastián canta que los humanos trabajamos sin parar y debajo de sol... ¡y Ariel se le escapa!

El éxito de esta película fue enorme, y ha continuado inspirando secuelas y producciones derivadas. Hoy se cuestionan algunas escenas, pero el espíritu de este niño que se niega crecer y que tiene al Capitán Garfio como su mayor enemigo sigue tan encantador como en el día de su estreno. Escena memorable: la batalla final en el barco de Garfio.

Esta película fue todo lo contrario a lo que hacía Disney, que nos acostumbró a escenarios perfectos e inmaculados, e historias en tierras lejanas. De repente, irrumpen estos perros en un formato 'sucio' y en un mundo demasiado concreto, real, humano. Y la villana era una diseñadora excéntrica y muy caricaturizada, nada que ver con Maléfica o la madrastra de Cenicienta. Resultado: un bombazo que reenfocó la animación y llenó los bolsillos de Disney. Escena imborrable: cuando parece que uno de los cachorritos de Perdita nació muerto, ¡pero luego se descubre que está vivo!

Esta película planteó un thriller para niños, pero también una reflexión sobre los prejuicios y la necesidad de lograr una convivencia pacífica entre comunidades diferentes. Escena imborrable: cuando la oficial Hopps hace un trámite con Flash, el perezoso más lento de la ciudad. ¡Comedia pura!

El carisma del genio de la lámpara (Robin Williams le dio su voz en la versión en inglés) ya era suficiente para triunfar, pero esta película también ofrece aventuras, chistes y personajes interesantes. Jafar es, además, un villano de cuidado. Escena imborrable: cuando Jazmín descubre la verdadera identidad del príncipe Alí pero de todos modos acepta volar en la alfombra mágica.

La historia de una mujer que se disfraza de soldado varón (y pasa desapercibida) para salvar a su padre torció la boca a muchos. No les gustaba ni a los conservadores ni a las feministas ni, mucho menos, al gobierno chino. Pero la mezcla de aventura, superación y buen humor cautivó al público, que consagró a Mulán como una princesa Disney (y eso que su novio era capitán, pero no discutamos por detalles). Escena imborrable: cuando Mulán es descubierta y está a punto de ser ejecutada.