Presos usaron técnicas militares para ejecutar la masacre en la Penitenciaría
Había presos apostados como francotiradores en los techos, para dar apoyo a quienes atacaban por tierra a sus rivales durante el peor motín de la historia del país.
Policía Nacional y Fuerzas Armadas hicieron una requisa en la Penitenciaría del Litoral. Guayaquil, 30 de septiembre de 2021.
Cortesía:Policía Nacional
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Con estrategia militar los internos de dos pabellones atacaron a sus rivales en la Penitenciaría del Litoral, provocando la peor masacre en la historia de las cárceles de Ecuador que, hasta el último reporte oficial, daba cuenta de 118 muertos.
Los presos, identificados con las bandas de 'Los Tiguerones' y 'Los Lobos' coordinaron el ataque desde los bloques 8 y 10 de ese centro de rehabilitación social.
A las 09:30 del martes 28 de septiembre de 2021, un grupo de reclusos cruzó el patio de los pabellones 8 y 10, rompió mallas y paredes para vulnerar el pabellón 5, donde estaban detenidos sus rivales: 'Los Choneros'.
Desde los techos de los pabellones 8 y 10, otros presos -apostados a manera de francotiradores- apoyaban al ataque con fusiles y pistolas.
Además, tenían apoyo en el interior del bloque 5, pues un grupo de detenidos, al parecer, decidió traicionar a 'Los Choneros' y unirse a sus rivales.
El enfrentamiento duró cerca de tres horas, hasta que la Policía Nacional pudo entrar y empezar a contener la situación. "Cada vez que ingresábamos nos disparaban", relató Fausto Buenaño, comandante policial de la Zona 8, la más violenta de Ecuador.
"Nos atacaron con armas largas, armas cortas, tipo pistola, revólveres, con fusiles", dijo el oficial, quien recordó que los policías portaban solo gases lacrimógenos y balas de goma.
Al llamado de auxilio llegaron grupos de élite como el GOE, el GIR, antinarcóticos y el antidisturbios.
"No era proporcional, ellos nos disparaban desde los techos y nos tiraban granadas", recordó un policía que participó en los operativos.
El ataque de los presos dejó heridos a dos policías del GOE, "con esquirlas que les alcanzaron la cara", detalló Buenaño. El oficial no puede especificar si fueron producto de la explosión de una granada o de una bala que estalló al chocar contra la pared.
"Ellos se encuentran estables y fuera de peligro", añadió el oficial.
Película de terror
Los policías que lograron entrar al pabellón 5 se encontraron con una película de horror. Lo primero que vieron fueron cinco cadáveres. Pero enseguida el panorama empeoró: vieron heridos que suplicaban por ayuda y una pila de cuerpos incinerados.
Todo esto, en medio de una lluvia de proyectiles provenientes de los bloques 8 y 10. La policía respondió con gases lacrimógenos y bombas de aturdimiento.
Afuera, el gobernador de Guayas, Pablo Arosemena, decía que ya tenían el control de la cárcel, pero en realidad apenas se había contenido el ataque.
La noche del martes 28 de septiembre, Buenaño informó de 30 muertos. Era un reporte parcial, pues había sectores a los que la policía de élite no lograba entrar.
Al no estar "liberado el espacio", tampoco podían ingresar los forenses a hacer su trabajo.
La realidad
El miércoles 29 de septiembre comenzaron a correr rumores de que los fallecidos superaban los 100. La policía señaló que había subido a 31 el número de personas muertas, debido al deceso de un herido que fue rescatado del día anterior.
Camionetas de Medicina Legal comenzaron a llegar durante toda la mañana a la Penitenciaría del Litoral, así como las ambulancias. Los vehículos fueron despachados desde distintos cantones de las provincias de Guayas, Santa Elena y Los Ríos.
Al mediodía, los rumores se volvieron una horrenda realidad. El nuevo director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI), Bolívar Garzón, dijo que conforme iban ingresando a los pabellones, hallaban más cuerpos y que la cifra de víctimas podría alcanzar las 100.
Pasadas las 18:00 del miércoles 29 de septiembre de 2021, el presidente Guillermo Lasso anunció al país que los muertos eran 116 y que había unos 80 heridos.
Además, el Presidente aceptó que la fuerza pública, para ese momento, no había podido recuperar el control absoluto de la cárcel.
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