Nitrato de amonio, fertilizante usado por terroristas para bombas caseras

Los operativos tras la explosión en la Calle 8, en el barrio Cristo del Consuelo de Guayaquil, han permitido la incautación de químicos, como el nitrato de amonio y otros materiales para la elaboración de bombas caseras.

"La Fiscalía ha hecho un pedido al FBI -la agencia de inteligencia de Estados Unidos-, para que puedan venir técnicos a ayudarnos", dijo a PRIMICIAS el ministro del Interior, Patricio Carrillo.

Son tres agentes de criminalística y de explosivos que recorrieron la zona cero en la Calle 8, para recoger evidencias y analizarlas. Los resultados serán parte de la investigación que se encuentra bajo reserva en la Fiscalía.

Durante 2022, la Policía ha realizado 210 procedimientos por incidentes con explosivos, que incluyen amenazas reales y falsas, objetos sospechosos, artefactos explosivos que se han desactivado y explosiones que han ocurrido.

De ese número, 46 han sido amenazas reales de artefactos explosivos; es decir, que los han encontrado "preparados y listos para su detonación, como en Nueva Prosperina" de Guayaquil, explica Javier Toapanta, Jefe de la unidad de explosivos del GIR.

Se refiere al operativo del 15 de agosto, cuando aprehendieron a dos sospechosos con dos tanques de gas que tenían en su interior cartuchos de dinamita y nitrato de amonio.

Rastros de esos materiales también se han encontrado en la escena de la explosión en el Cristo del Consuelo, según las investigaciones preliminares.

¿Qué es el nitrato de amonio?

El nitrato de amonio es una sal blanca que se usa, sobre todo, como fertilizante para la producción agrícola.

Es una fuente de nitrógeno esencial para todos los cultivos, pero combinado con un combustible, forma el explosivo conocido ANFO (por sus siglas inglés), que significa combustible de nitrato de amonio.

Al tratarse de un fertilizante es de mucho más fácil que otros componentes utilizados para la fabricación de explosivos, y por eso es uno de los compuestos más utilizados por grupos terroristas.

En Ecuador se vende sin restricción alguna, mientras que en otros países, como Chile, su venta es regulada.

Por ejemplo, un agricultor de banano puede necesitar hasta 100 kilogramos de nitrato de amonio por hectárea por mes.

El Gobierno considera que es necesario "seguir investigando el fenómeno". 

"Continuar con estos mecanismos de identificación de los elementos que sirven y de ahí se irá definiendo la necesidad de tener o no una política pública que limite o restrinja (la venta de nitrato)", dice el ministro Carrillo. 

Otra de las opciones es armar una cadena de trazabilidad de todos estos insumos que son de venta libre, para saber quién los comercializa y quién los compra.

Eso se aplica para la venta de explosivos de uso comercial y de construcción, explica Toapanta. 

"Hay personas legalmente registradas, que pueden comprar explosivos con la debida justificación. Son empresas que se dedican a la minería o a la construcción", asegura el jefe de Explosivos. 

Hay una empresa ecuatoriana que elabora y vende explosivos. Su material tiene nomenclatura, lotes de fecha de fabricación y opera con una autorización que emite el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, sostiene Toapanta.

Pero todo el material explosivo incautado en 2022 es de origen peruano, que pudo ser robado o traído al país de contrabando.

Atentados con nitrato

En el atentado al cuartel policial de San Lorenzo, en Esmeraldas, en 2018, los delincuentes usaron nitrato de amonio para provocar una explosión que dejó 20 heridos y destruyó el 95% del edificio de la Policía.

El nitrato de amonio también ha estado en el centro de grandes tragedias y accidentes, como la explosión en 2020 en el puerto de Beirut, en Líbano.

La de Beirut fue una explosión que se sintió a 240 kilómetros, dejó más de un centenar de muertos, 5.000 heridos y decenas de miles de personas sin hogar.

En 2011 un potente coche bomba elaborado con nitrato de amonio estalló en el centro de Oslo, Noruega, y dejó siete muertos. 

En el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido en 1994 en Buenos Aires, se usaron 300 kilogramos de nitrato de amonio.

Países como Chile y México regulan su venta, justamente por la peligrosidad que representa este compuesto.

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