Comandos brasileños acechan la frontera ecuatoriana
Los comandos Vermelho y Primer Comando de la Capital usan el corredor del Amazonas para acercarse a la zona del Putumayo con el fin de controlar las rutas del narcotráfico.
La Policía brasileña, en un operativo en la favela de Jacarezinho, en Río de Janeiro, controlada por el Comando Vermelho que maneja el tráfico de droga en esos vecindarios.
Reuters
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El flujo de narcóticos registrado en la zona del Putumayo, en la frontera entre Ecuador y Colombia, ha llamado la atención de dos grupos delictivos brasileños, considerados entre los más peligrosos del mundo: El Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Vermelho.
Estas dos organizaciones criminales dominan las rutas de tráfico de drogas en Brasil y el Atlántico sur, que los conectan con Europa y Asia.
Informes de Inteligencia colombiana y del Observatorio Ciudadano de la Seguridad Integral del Estado de Ecuador han detectado el avance de los dos comandos por el corredor del Amazonas hacia Venezuela, Colombia y Perú, territorios dominados por mafias mexicanas, para captar la producción de droga y llevarla Brasil.
Ecuador es considerado como una plataforma internacional de distribución de narcóticos, ya que recibe el 37,5% de la producción de cocaína de Colombia, que posteriormente se envía hacia Centroamérica, México y Estados Unidos, por vía marítima.
Tanto Vermelho como el PCC ya tienen contacto con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la denominada Segunda Marquetalia, integrada por disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en la frontera con Venezuela.
La actividad de los comandos brasileños en la zona del Putumayo, fronteriza con Ecuador, inquieta a los carteles mexicanos, que no están dispuestos a ceder su dominio de las rutas por el Pacífico.
Las autoridades ecuatorianas han revelado la presencia de los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación en el territorio nacional, cuyas operaciones son administradas por bandas aliadas, como Los Choneros y Los Lagartos.
La primera organización trabaja con Sinaloa y la segunda con Jalisco Nueva Generación, según reportes de inteligencia policial.
Esto ha provocado un enfrentamiento entre estas dos facciones y sus aliados por el control de las rutas del narcotráfico en el país, especialmente en los puertos de Guayaquil, en Guayas, y Puerto Bolívar, en El Oro.
Pero también generaron la masacre más violenta de los últimos tiempos en los centros carcelarios de Guayaquil, Latacunga y Cuenca, que dejó 79 muertos el 23 de febrero de 2021.
Por ello, la influencia de los carteles colombianos y mexicanos en la frontera norte ha sido una preocupación constante para los gobiernos por la existencia de al menos 120 mil hectáreas de coca sembradas en los departamentos de Putumayo y Nariño.
Vermelho y el PCC, el terror de Brasil
El Comando Vermelho es una banda criminal que opera en Río de Janeiro, mientras que su principal enemigo, el Primer Comando de la Capital, tiene gran influencia en los círculos delincuenciales de São Paulo.
Las dos organizaciones se dedican al narcotráfico y al tráfico de armas y están en constante disputa de territorio en Brasil.
El PCC tiene una estructura más profesional. Rafael Alcadipani, experto en seguridad pública y profesor de la Fundación Getulio Vargas, en São Paulo, la compara con la mafia italiana.
"El comando Vermelho es más primitivo, como las demás bandas criminales y de narcotraficantes en América Latina".
Rafael Alcadipani, profesor de la Fundación Getulio Vargas en São Paulo.
El PCC se conformó en 1993 en la Penitenciaría de Taubaté por el narcotraficante Marcos Herbas. Es la organización criminal más grande de Brasil, con casi 20.000 miembros, 6.000 de los cuales están en prisión.
Se convirtió en una nación hace dos o tres años y llegaron a controlar el tráfico de estupefacientes por Paraguay.
El Comando Vermelho, por su parte, nació en 1979 en la Prisión Cándido Mendes. Está conformada por células independientes y no tienen una jerarquía estricta. Sin embargo, los jefes prominentes incluyen a Luiz Fernando da Costa e Isaias da Costa Rodrigues.
"No hay un liderazgo claro. Lo que pasa es que el PCC está dividido por liderazgos regionales, la cúpula o el consejo administrativo está en la cárcel federal. Lo mismo el Vermelho".
Rafael Alcadipani, profesor de la Fundación Getulio Vargas en São Paulo.
Gracias a su poder económico, las dos organizaciones controlan las cárceles de Brasil y las favelas de Río de Janeiro y São Paulo, donde poseen ejércitos de jóvenes dedicados al narcotráfico, ante la ausencia de políticas sociales y educativas.
Si el PCC y el Comando Vermelho se fijan en las fronteras con Ecuador, sostiene Rafael Alcadipani, es porque saben que tendrán éxito en sus operaciones.
"Son profesionales del crimen, si ellos se fijan en Ecuador saben lo que están haciendo... Jamás harían algo si saben que no tendrán éxito", asegura Alcadipani, quien agrega que traficar droga por el Pacífico sería un gran negocio para estos comandos, por lo que estarían dispuestos a enfrentarse a los carteles mexicanos.
El Colectivo Insurgente en Ecuador
En octubre de 2019, el entonces ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, aseguró que en Ecuador operan fuerzas insurgentes que intentan desestabilizar la democracia en el país.
Ante esta amenaza, el funcionario dio las directrices al alto mando militar para que estructure un plan de acción, sin nombrar a ningún grupo en especial.
Sin embargo, informes de Inteligencia colombiana y del Observatorio Ciudadano identifican al denominado Colectivo Insurgente (CI), que operaría en Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos.
Esta organización, de aproximadamente 50 integrantes, tiene contactos con el ELN colombiano y que se encarga de supervisar los centros de acopio de droga en las cuatro provincias, para trasladarla hacia los puertos.
El coronel Mario Pazmiño, exjefe de Inteligencia Militar y experto en seguridad, indica que la presencia de grupos ilegales en la zona norte del país debe ser una prioridad para el Estado ecuatoriano.
Mucho más si ya se prevé un enfrentamiento armado entre los carteles mexicanos y los comandos brasileños que están acercándose a Ecuador.
"Este es un proceso que avanza paulatinamente. Hay que prever cómo se proyectan estas amenazas y no esperar a que lleguen".
Mario Pazmiño, experto en seguridad.
Agrega que es importante que las autoridades se quiten en velo, porque estas organizaciones tienen el control de todos los centros carcelarios en Latinoamérica.
De 1.800 toneladas métricas de cocaína que produce Colombia al año, por Ecuador salen 600 toneladas "y hemos capturado 120 toneladas el año pasado y fue un récord", explica Pazmiño.
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