Carolina Llanos acudirá a tribunales internacionales por caso Quinsaloma
Tras ocho años en prisión por el triple crimen en Quinsaloma, Los Ríos, Carolina Llanos fue declarada inocente. Ahora presentará dos recursos de repetición y luego irá a la CIDH.
Carolina Llanos, sentenciada por el caso Quinsaloma, fue declarada inocente en septiembre de 2021.
Foto: Primicias
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Geomar Carolina Llanos Romero tiene una obsesión: recuperar el tiempo perdido en prisión, donde estuvo 8 años acusada de ser la autora intelectual de un triple crimen ocurrido en el cantón Quinsaloma (Los Ríos), el 4 de agosto de 2011.
Las víctimas fueron su primo Carlos Humberto Llanos Avendaño, de 37 años; la esposa Silvia Alexandra Parco Valverde, de 29; y su hijo de cuatro años, cuyos cuerpos fueron hallados en la finca María José, en el recinto Balcerío.
Por este crimen, Carolina Llanos, pareja sentimental de exlegislador Galo Lara, fue condenada a 20 años de reclusión en la cárcel de mujeres de Guayaquil el 22 de diciembre de 2012.
José Manuel Véliz Sánchez, ahora sentenciado a 20 años de cárcel como autor material de los crímenes, testificó que Llanos Romero había entregado un cheque a su hermano Gilbert para concretar este asesinato.
Según la teoría de la Fiscalía de la época, Lara y Llanos entregaron dinero a Gilbert Llanos para que contratará un grupo de sicarios que cometieron el crimen.
Nueve años después, el 29 de septiembre de 2021, un Tribunal de Revisión de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) “restableció”, por unanimidad, el estado de inocencia de Llanos Romero.
El acta de la audiencia menciona que una de las pruebas presentadas en la Corte fue un informe desclasificado de la Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain) sobre el denominado 'Operativo Independencia', "que tenía como blanco a Galo Lara y a su familia".
Llanos alista dos recursos de repetición: uno contra quienes cometieron fraude procesal y el otro para que el Estado la indemnice por los daños sufridos.
Además acudirá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) e incluso a la Corte Penal Internacional, en La Haya, para presentar su caso.
La captura en un centro comercial
La pesadilla comenzó a las 16:30 del 16 de enero de 2012, cuando agentes de la Policía detuvieron a Carolina en un centro comercial de Guayaquil, donde compraba ropa para sus hijos. La mayor tenía 13 años y los mellizos cinco meses de nacidos.
Los niños se quedaron con la niñera en el carro de Carolina, quien rogaba infructuosamente a los agentes que le permitieran llamar a un familiar para que los recogiera en el centro comercial.
Eran tiempos difíciles y su pareja sentimental, el entonces legislador de Sociedad Patriótica, Tito Galo Lara Yépez, se había convertido en uno de los más incisivos detractores del expresidente Rafael Correa y de sus colaboradores.
En ese contexto se produjo el triple crimen de la familia Llanos Parco y las autoridades señalaban a Lara y a Llanos como los principales sospechosos.
El proceso contra Llanos
La Fiscalía de Quinsaloma giró la boleta de captura en contra de Llanos el 22 de diciembre de 2011, a las 16:55.
A las 16:58, el juez Sexto de Garantías Penales de Ventanas de ese entonces, Jimmy Iza Barahona, la recibió en su despacho, pese a que hay 30 minutos de viaje entre las dos localidades.
A las 17:00 del mismo día se despachó la orden de prisión.
Lo curioso es que el 5 de enero de 2012, la entonces fiscal Inés Barco negó el pedido de Llanos de dar su versión, "ya que no tiene iniciada ninguna inculpación en su contra, por lo tanto aún no es parte procesal".
Luego de varias audiencias, Llanos, quien ya sospechaba que esperaba otro hijo de Lara, llegó a la cárcel de mujeres de Guayaquil el 17 de enero.
El infierno subió a la tierra dos días después. A las 08:00, Carolina limpiaba los baños de la celda cuando una turba de internas entró violentamente. Una de ellas intentó sacar un cuchillo, pero este se enredó en su chompa.
Mientras intentaba destrabarlo, sus compinches la golpearon sin piedad.
Llanos alcanzó a patear a una de sus agresoras y logró encerrarse en el baño. Los rodillazos en el vientre fueron tan fuertes que le provocaron terribles dolores durante varios días.
El 16 de febrero, Llanos solicita a la fiscal Barco que designe a un médico legista para que le practicara una prueba de embarazo, lo cual fue confirmado por Daysi Trejo Valdez, especialista acreditada por el Consejo de la Judicatura.
El sangrado y el intenso dolor producido por los golpes hicieron que recién el 8 de marzo se comunicara a la entonces directora de la cárcel, María Belén Chérrez, quien dispuso a Victoria Sánchez de Vera, médico del centro penitenciario, que realizara una evaluación.
Ella sugirió que se traslade de urgencia a Llanos al centro de salud Santa Marianita de Jesús para una ecografía obstétrica. Sin embargo, Chérrez negó la salida de Llanos y pidió otra opinión médica. La ambulancia tuvo que retirarse y Carolina regresó a la celda.
La hemorragia no paró y los abogados de Llanos insistieron en llevarla a un hospital. Como ya no había ambulancia, Carolina tuvo que ser trasladada a la Santa Marianita en un vehículo particular, según el parte del subteniente Leyver Mestanza Andrade.
Cuando Llanos llegó al lugar, se comprobó que el embrión de 8,5 semanas no tenía signos vitales, ya que la "atención médica fue extemporánea".
Los médicos le suministraron medicamentos para expulsar el feto, pero la directora de la cárcel determinó su inmediato retorno, aún con el embrión inerte en su cuerpo.
Al día siguiente, los dolores fueron insoportables. De inmediato regresó a la Santa Marianita, pero necesitaba atención especializada en el Hospital Enrique C. Sotomayor de Guayaquil, donde le diagnostican "aborto incompleto con sospecha de perforación uterina".
El 18 de marzo, Carolina es sometida a un legrado instrumental y a una cirugía de vesícula. El médico Warner Moreno dispuso 30 días de reposo absoluto. Pero dos días después decide dar de alta a Llanos, quien estuvo ocho años tras las rejas aquejada por la depresión.
Relata que en octubre de 2012 recibió la visita de dos personas, a las que identifica como agentes, a proponerle la libertad de ella y la de su hermano Gilbert a cambio de que acusara a Galo Lara del crimen en Quinsaloma. "Nunca lo iban a conseguir", recalca.
Carolina, de 1,78 de estatura, mataba el tiempo en el deporte, bordado y en sus labores de orfebrería para una joyería local, que pagaba sus servicios depositando dinero en el economato de la cárcel para que no le faltaran los víveres.
En el tiempo que permaneció en la cárcel, las requisas fueron constantes en las madrugadas, especialmente en su celda, a donde ingresaban para romper fotos familiares, documentos y revolver sus cosas.
Incluso tuvo que poner a buen recaudo su documentación personal (recortes de periódicos, datos del proceso, entre otros) que recibía, entregándola a su amiga María Isabel, que la visitaba en prisión.
Llanos sabía que esos papeles le iban a servir para demostrar su inocencia y no se equivocó, ya que en 2019 decidió acogerse a la prelibertad por el cumplimiento del 40% de la pena.
El viernes 13 de diciembre de 2019, el trámite de prelibertad por fin se concretó. Galo Lara llegó con la orden a la cárcel de mujeres para recibir a su pareja, pero en la puerta de salida, un agente se presentó para decirles que tenía otra boleta de captura contra Llanos.
Ella no lo podía creer, lo único que se le ocurrió fue ponerse a llorar, mientras se la llevaban nuevamente detenida en un patrullero a la Policía Judicial del Guayas.
Una vez en esa dependencia, el oficial a cargo confirmó que se había registrado la boleta dos veces y subsanó el error.
Al final, el policía selló la boleta y le dijo a Carolina "estás en libertad".
"Esa noche no dormí, pedimos comida y me dediqué a abrazar a mis hijos, tras diez años de no poder verlos"
Carolina Llanos.
La historia de los Llanos en Quinsaloma
Carolina Llanos nació en el sector Balserio, en Quinsaloma, hace 40 años. Ella es la última de cuatro hermanos.
Sus padres, Gualberto Llanos Secaira y Mariana Romero, emigraron desde la provincia de Bolívar cuando eran muy jóvenes por la falta de oportunidades laborales en esa provincia.
En Quinsaloma se conocieron y dedicaron su vida a la agricultura en la hacienda María Isabel, de propiedad de sus abuelos paternos, quienes al morir dividieron el extenso terreno entre su descendencia.
Además de Gualberto, sus hermanos Augusto -padre de fallecido Carlos Alberto- y Laura también construyeron sus casas una junto a la otra.
El tío Augusto dejó su tierra por un tiempo para trabajar como chofer de un vehículo fumigador del Ministerio de Salud en Babahoyo llevándose a toda su familia.
A Carlos, quien era cinco años mayor a ella, lo veía solo los fines de semana, cuando llegaba con sus padres a la finca. Por eso Carolina no se explica por qué la involucraron en el crimen.
De pronto, como si se tratara de una revelación, Carolina recuerda que tuvo un altercado con la esposa de Carlos Humberto, Silvia Parco.
No descifra el año, pero sí el día. Era domingo y Carolina estaba reunida en su finca con sus padres, hermanos y cuñadas para ver una película.
En ese momento, de la casa contigua sacaron un enorme parlante para escuchar música. El sonido era tan fuerte que retumbaba en las paredes.
Carolina envió un mensaje de texto a su primo para pedirle que bajara el volumen. Minutos después, Parco llegó a la casa y le reclamó. La madre de Llanos se interpuso y le pidió que se retirara de la casa.
La señora llamó a su sobrino para contarle lo ocurrido, lo que provocó la ira de Silvia, quien regresó para insultarla. Carolina no aguantó el reclamo y se enfrentó a ella.
Este fue un motivo más para no frecuentar la casa de Carlos Humberto. Según ella, ya en el pueblo se hablaba de la “mala fama” de su primo, a quien le gustaba apostar a los gallos.
Inclusive, en la declaración juramentada de Juan Fernando Rodríguez Lavayen ante la fiscal de Quinsaloma, Inés Barco Loor, se menciona a Carlos Humberto Llanos como el supuesto responsable del crimen de Darwin Abel Romero Pino, ocurrido el 6 de junio de 2011.
Según su testimonio, Kléber Ebered Romero Barragán vengó la muerte de su primo y al parecer contrató a Carlos Guaray para que asesinara a Llanos Avendaño.
Su madre Clemencia Avendaño confirma en su versión que a su hijo lo responsabilizaban de ese caso y agrega que días antes de su muerte él tuvo problemas con un sujeto no identificado, quien lo amenazó frente a un policía.
La madre de Silvia Parco, Libia Luzmila Parco Valverde, declara que su hija se separó de Llanos y fue a vivir en su casa en junio de 2011 porque la amenazaba con matarla si lo dejaba. "A los dos días, Carlos Humberto Llanos fue a buscarla y se la llevó", relata la mujer.
Sin embargo, uno de los detenidos por la muerte del primo de Carolina y de su familia, asegura en su declaración el 22 de diciembre, que Guaray lo buscó para ir al río y vio cuando él y Llanos peleaban.
Este último ganó el duelo, por lo que sus amigos se enfrentaron a Llanos y “se les pasó la mano”.
El día en que mataron a su primo, Carolina salía del Omnihospital, en Guayaquil, luego de dar a luz por cesárea a sus mellizos, producto de su relación con Galo Lara.
Entre los elementos por los que se la vinculó en el caso estuvieron las llamadas hechas desde el celular de Lara a sus familiares en Quinsaloma el día del crimen, para enterarse de lo ocurrido, ya que les habían dicho que algo pasó con los Llanos.
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